La Audiencia de Barcelona ha juzgado este jueves un hombre para agredir sexualmente de una niña desde que tenía 7 años hasta los 10 en una masía de Torrelavit (Alt Penedès).
El hombre ha negado totalmente los hechos, mientras que la denunciante, su madre y una amiga de la niña ratifican los hechos.
La fiscalía le pide 15 años de prisión por agresión sexual continuada a menor de 16 años con penetración vaginal y la agravante de abuso de confianza. También le pide 40.000 euros de indemnización para la víctima, libertad vigilada durante diez años, diez años de prohibición de aproximación o comunicación con la víctima después de la pena de prisión y seis años de inhabilitación para tener trabajos con contacto regular y directo con menores.
El hombre, de origen colombiano y que formaba parte de una iglesia evangélica de la zona, vivía y trabajaba en un apartamento dentro de la masía, dedicada al cava, desde el 2013. La niña, nacida el 2008, vivía desde el 2016 con su madre y su padrastro en otro piso de una planta superior en la misma masía. La madre de la niña y la esposa del acusado son también colombianas y primas lejanas.
La niña bajaba bastante a menudo en el piso de bajo casa suya para jugar con la hija del acusado, que tiene nueve años más. Era en estas ocasiones cuando, según las acusaciones, el hombre aprovechaba algún momento para quedarse a solas con la niña y hacerle tocamientos a los genitales y en los pechos, primero por encima de la ropa interior y más tarde por debajo. En dos ocasiones le introdujo los dedos en la vagina y en otras dos ocasiones le enseñó el pene y le quería hacer tocar con la mano. Además, lo cogía fuerte por el brazo para que no huyera.
Fue en una de estas últimas ocasiones, que el hombre quería hacer entrar a la menor en su habitación y ella se negó. Le dijo que se lo diría a su madre, y el hombre la habría amenazado con hacerle daño. De hecho, la niña, cuando tenía 7 años, ya le dijo a su madre que el hombre la tocaba, pero la madre no le hizo mucho caso porque tenía un gran respeto por el acusado, que lo había ayudado espiritualmente. Cuando un cuñado del hombre la advirtió el 2021 que el hombre había hecho lo mismo con sus hijas, la mujer ató cabos, llevó la niña al médico y al psicólogo y denunció los hechos.
En tres o cuatro de estas ocasiones, una amiga de la víctima vio los tocamientos. En cambio, la hija del acusado ha asegurado que su padre y la niña no se veían casi nunca y que no se quedaban nunca a solas. No obstante, la víctima cree que la hija del acusado alguna vez quizás lo vio, aunque lo niegue.
La defensa del acusado pide la absolución o, en caso de condena, una atenuante por reparación del daño, puesto que ha ingresado 2.500 euros en la cuenta judicial para la víctima.