«El transporte de alimentos no se paraliza ni en festivos ni tampoco en plena pandemia», dice Salvador Villalba. Está al frente de la empresa familiar Trans Reus Villalba, con 50 años de experiencia en el sector. Habían vivido crisis, pero nada que ver con la Covid-19. A pesar de todo, económicamente no lo han notado en exceso: «Nos dedicamos al transporte de alimentos y, sobre todo de líquido alimentario para consumo animal, y los animales no entienden de pandemias».
Al formar parte de un servicio esencial, Salvador y sus empleados tuvieron suerte de trabajar, pero el miedo ante lo desconocido era latente, sobre todo al principio: «El transporte es un servicio en el que cada día ves a gente nueva».
Salvador recuerda que la peor parte fue cuando, en pleno confinamiento, los chóferes se encontraban sin la posibilidad de poder ir al baño, ante las medidas de seguridad de las empresas, ni disponer de restaurantes para comer: «Ni en las gasolineras se podía ir al baño». La solución pasó por contactar con las empresas con las que Trans Reus Villalba trabaja y llegar al acuerdo de dejar a los chóferes ir al baño y asearse. «Comer, pues en el camión. No quedaba otra», relata.