Este verano, Reus Circ Social ha realizado un taller relacionado con el circo y la pelota en el Giny Centre de les Arts gestuals i del Circ de Reus. Divertirse como método de integración social es la esencia de la iniciativa. Profundiza en el tema su responsable, Rafael Arencón.
¿En qué consiste el taller?
Este año, el taller que ofrecemos está centrado en la pelota. El tema genérico es el circo, pero el protagonismo lo tiene la pelota. La utilizamos para hacer prácticas muy diferentes, como malabares, juegos, dinámicas...
¿A quién va dirigido el taller?
Básicamente, a adolescentes y demás jóvenes. Cuando, desde Joventut, nos preguntaron por la franja de edad más adecuada para el taller, dijimos que de los 12 años a los 21. El grupo de 20 personas que tenemos –porque por el tema Covid-19 no podemos ser más–, se mueve entre estas edades. Los más mayores tienen entre 17 y 19 años.
¿Cómo valoran el desarrollo del proyecto?
Muy bien, estamos teniendo una muy buena participación. Estamos cumpliendo, también, con toda la programación de actividades que teníamos prevista. Además, cuando vimos el perfil de los usuarios, nos animamos a organizar muchas más acciones fuera de lo previsto y vimos que disfrutaban mucho. Siempre nos dicen que la hora y media que dura el taller se les hace corta. Cuando los tenemos más activos, se termina la sesión. Por esto, nos planteamos aumentar la duración del taller, el próximo año, a dos horas.
¿Cómo es el perfil de los usuarios?
Este año es muy diverso, tenemos un poco de todo. Hay chicos y chicas de edades muy variadas, nacidos aquí o inmigrantes. Nosotros no hemos apuntado a los usuarios con los que trabajamos durante el año, porque si no lo llenamos en seguida. Poco antes de empezar, ya teníamos 17 inscritos y solo tuvimos que añadir tres de los nuestros.
¿Cómo ha vivido la pandemia Reus Circ Social?
Hemos pasado una época difícil, sin poder hacer muchas de las actividades habituales. Ahora, disfrutamos de un espacio muy adecuado, como es el Giny y pronto recuperaremos los ensayos de la Moixiganga en espacios abiertos.
Vemos que podemos volver a nuestra razón de ser, que es usar el circo como herramienta educativa y dar visibilidad a un proyecto que reúne gente muy diversa que se quiere integrar en actividades compartidas.
¿Dónde realizáis, habitualmente, vuestras actividades?
Nosotros tenemos un local muy pequeño en la calle Baix del Carme, pero solo lo usamos para guardar material y hacer reuniones. No es un espacio donde podamos hacer ensayos. Por esto, estamos muy contentos de haber podido volver a utilizar el Giny y esperamos disponer de él en invierno.
¿Por qué el circo como recurso de integración?
El circo es muy útil, todos encuentran su lugar. Nos permite trabajar muchos valores porque, al sentirse parte de un grupo, se genera una dinámica de actividad compartida, muy participada, donde todos encuentran respeto por lo que hacen. El circo nos da muchas opciones para trabar con ellos.
¿Cuáles son estos valores?
Se trabaja muy fácilmente la salud, el progreso personal, el esfuerzo y la autodisciplina. Nos centramos también en el sentido de compromiso comunitario, no competir, construir juntos un proyecto. Estas ideas se pueden ver en cualquiera de las sesiones que hacemos con los usuarios de los talleres y actividades.