La curiosidad y el autoconocimiento, dos cartas ganadoras para el éxito profesional

Como seres humanos, disponemos desde que nacemos de la capacidad intrínseca de cambio y adaptación según nuestro entorno

18 octubre 2021 10:33 | Actualizado a 18 octubre 2021 10:43
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A lo largo de la historia los cambios en el paradigma social y económico han retado a los individuos a elegir entre la transformación o la obsolescencia. Como seres humanos, disponemos desde que nacemos de la capacidad intrínseca de cambio y adaptación según nuestro entorno, capacidad que, ante una crisis, se convierte en una de las más decisivas.

Un aspecto preocupante de esta era de cambios -o del cambio de era que vivimos-, puede ser la exigencia a la adaptación constante, según un ritmo que no permite si quiera la estabilidad profesional. Sin duda, este reclamo afecta más a aquellos jóvenes que se enfrentan a su primera contratación. Con casi un 38% de paro en menores de 25 años en nuestro país, la Covid ha provocado un malestar generalizado entre el colectivo juvenil, pues se han visto incapaces de vincularse a los modelos de negocio emergentes, aspecto agravado por los abusos de cierto tipo de contrataciones. Muchos se encuentran pensando: «¿Podré, algún día, desarrollarme profesionalmente y con dignidad?.

Mi consejo, como directora local de un centro de desarrollo profesional de una de las escuelas de negocio con los mejores índices de inserción laboral, es el siguiente: la curiosidad. Cada día surgen oportunidades para involucrarse en nuevas opciones profesionales, pero hay que estar atento. Especialmente tras la crisis de la Covid, muchos sectores tradicionales buscan nuevos revulsivos -como son los más afectados: el turismo y la restauración-, mientras que aquellos más novedosos florecen con nuevas energías -el tecnológico, el delivery, la consultoría, la comunicación, etc.-. Por ello, vemos una gran demanda de roles como E-commerce Manager, Chief Digital Officer, Data Scientist, Digital Communications Expert o Business Analyst.

Una vez entendemos qué demanda el mercado, valoramos las herramientas que necesitamos para lograr nuestros objetivos y damos el paso de recurrir a la formación. La educación siempre ha sido y será una necesidad inamovible dentro de un contexto cambiante. Un ecosistema educativo adaptado e innovador consigue ser el mejor nutriente para hacer crecer la semilla de nuestras capacidades, siempre y cuando la formación elegida comparta el mismo empeño por adaptarse al nuevo paradigma. Sin embargo, una vez matriculados, por ejemplo, en un Máster en Big Data, y a medida que se adquiere la formación técnica, surge un nuevo miedo: «¿Por qué no me contratan si ya me estoy especializando?».

Entonces deben plantearse: «¿Por qué estoy estudiando este máster?». Muchos jóvenes no conocen la respuesta y por ende no saben dónde postular ni cómo defender su candidatura. El autoconocimiento permite entender qué competencias blandas se deben desarrollar y cuáles permitirán ser un perfil transversal; pero lo cierto es que muchos estudiantes no han realizado el ejercicio que les permita averiguar cuáles son los puntos fuertes que pueden aportar en este sentido. Limitarse a matricularse en un máster no es suficiente si no va ligado a la formación en competencias; se necesita mantener la curiosidad y el autoconocimiento como garantes de éxito profesional.

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