Cinta Pascual recuerda que, de un día para otro, sin avisar, «la vida nos cambió en marzo». «La Covid-19 nos ha marcado a todos y de un modo especial a algunos colectivos. Los más vulnerables son los que más han sufrido y no hay ninguna duda de que las personas mayores han sido las más perjudicadas. Según datos del Departament de Salut, el 88% de las muertes por Covid en Catalunya corresponden a personas mayores de 75 años (dentro y fuera de las residencias)», explica.
Para la presidenta de ACRA (Associació Catalana de Recursos Assistencials), en el ámbito asistencial, las residencias han sufrido muchísimo. La primera ola provocó más de 4.700 muertes en los centros, que no podían hacer frente a una crisis sanitaria sin precedentes conocidos. «No teníamos equipos de protección, faltaron derivaciones… Teníamos que ser prioritarios y esenciales, pero esto no pasó hasta que la situación se había convertido en insostenible», valora.
«Todo ha ido mejorando con el paso de los meses, pero aún tenemos que actuar con mucha precaución. Hemos adaptado nuestra atención centrada en la persona hacia una atención basada en dar respuesta a la pandemia», resume.
