Arte para acercarse a las víctimas de violencia más allá de los protocolos

Salud. Un grupo de profesionales del ICS comparte una particular experiencia en el Museu d’Art Modern

30 junio 2021 20:00 | Actualizado a 01 julio 2021 05:59
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

A simple vista parece un grupo más visitando las exposiciones del Museu d’Art Modern de la Diputació de Tarragona, pero si se escucha con atención se ve como en realidad se trata de un diálogo de lo más peculiar en el que se habla por igual de técnicas artísticas que de pacientes.

Y es que en realidad esta veintena de visitantes son médicos, enfermeras, trabajadores sociales, técnicos, administrativos... del Institut Català de la Salut en el Camp de Tarragona y están aquí para encontrar la mejor manera de comunicarse con las víctimas de violencia machista que entran en el sistema de salud. Es el primer grupo que participa en el taller ‘Atlas del laberinto de las violencias machistas’.

Más allá de lo que salta a la vista

Quien hace de guía es Marisa Suárez Barral, jefa del proyecto de difusión del MAMT. Sus expoliaciones ayudan a poner en contexto al artista y a la obra, a reconocer las técnicas que emplea, las circunstancias que lo rodean...

Pero la descripción no acaba hasta que entra en escena la gestora cultura Carmen Alba quien hace mirar un poco más allá. En el cuadro que ilustra esta noticia, ‘Les Gràcies’ (1898) de Josep Sancho, invita, por ejemplo, a mirar a la mujer que está a la derecha; su actitud, sentada en el borde de la silla y lista para atender a quien haga falta a la vez que se ocupa de la criatura que tiene en brazos.

He aquí una de las primeras evidencias del taller: en la violencia machista, como en los cuadros, hay que fijarse en lo que no está a simple vista y entender que nuestras propias experiencias también condicionan la lectura que hacemos de la situación.

De eso va esta sesión que ha sacado a estos profesionales de sus despachos y sus consultas; de reconocer que todos estamos condicionados por interferencias en la comunicación. La idea es que puedan detectar y ‘desactivar’ esas interferencias para reconocer cómo se está comunicando la víctima. Lo cierto, explica Alba Caro, trabajadora social en dos centros de atención primaria, es que existen unos protocolos (en Catalunya funciona el Protocol per a l’abordatge de la violència masclista en l’àmbit de la salut) que explican los caminos que hay que seguir en cada caso o los recursos que existen. Pero la realidad «es mucho más compleja que un papel con unas flechas». Montse Fibla, fisioterapeuta le da la razón: «nos comunicamos con los pacientes cada día, saber cómo hacerlo es crucial para atenderlos y acompañarlos», explica.

Por el camino salen todo tipo de experiencias que hablan de la violencia machista en todas sus formas, desde el marido que acude con la señora y exige que no la trate un hombre, hasta el usuario que llama a la secretaria de la consulta ‘nena’.

Las obras de arte son mucho más que la excusa y el museo mucho más que un escenario. Carmen Alba dice que hacer un taller en un espacio como este ayuda a que las personas se despojen de sus automatismos y, además, puedan poner la lupa en aspectos que en su día a día pueden pasar desapercibidos. Al final de la sesión algunos no se creen que hayan pasado tres horas y Marisa Suárez les recuerda que el museo siempre está allí para ellos.

Comentarios
Multimedia Diari