4. La emergencia social y humanitaria

Creu Roja, el Banc dels Aliments o Cáritas se han visto desbordados

04 enero 2021 18:21 | Actualizado a 05 enero 2021 13:53
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Como ya sucediera con la crisis financiera que tuvo lugar a partir de 2008, los efectos de la pandemia han disparado las urgencias sociales, además, de una forma más abrupta y repentina. Miles de parados y más de 80.000 trabajadores de la provincia sumidos en un ERTE han visto cómo su poder adquisitivo se ha desplomado, prácticamente de la noche a la mañana, lo que ha repercutido en dificultades crecientes incluso para mantener las necesidades básicas, desde pagar el alquiler a llenar la cesta de la compra. 

Entidades como la Creu Roja o el Banc d’Aliments han visto cómo se ha duplicado el número de personas necesitadas que se han dirigido a ellas. Antoni García, del Banc dels Aliments de la Provincia de Tarragona, explica que «hasta que llegó la pandemia en marzo atendíamos a unas 25.000 personas a través de las entidades. Actualmente esta cifra estaría en unas 35.000 y con previsiones de que este número aumente a casi 40.000».

En términos similares se expresaba la coordinadora de Creu Roja Tarragona, Anna Sabaté: «Actualmente estamos ayudando, a través de la distribución de alimentos, a unas 40.000 personas en la provincia, cuando antes de la pandemia eran unas 19.000. Solo durante las semanas más estrictas del confinamiento atendimos a más personas que en todo el año pasado». 

Esta avalancha de ciudadanos necesitados  ha provocado que estos se tengan que repartir entre más gente. Tal y como puntualiza Antoni García, «antes de la pandemia, la media de consumo al mes de una persona necesitada era de 11 kilos de comida. Ahora es de siete kilos porque hay más gente entre la que repartir». 

Una de cada tres personas que requieren ayuda desde que empezó la pandemia son nuevas. Trabajadores de servicios domésticos, hostelería, restauración o comercios que se han quedado sin su empleo o han sido víctimas de los cierres sucesivos han tenido que recurrir a la beneficencia. 

Estos organismos también han tenido que apelar a más voluntarios con el fin de cubrir todas las necesidades. Cáritas reconoce que, en algunas zonas, ha tenido que triplicar las ayudas, mientras que la propia administración también ha debido acudir al rescate.

Así, las asistencias de los servicios sociales del Ayuntamiento de Tarragona se triplicaron entre abril y mayo, la parte más dura del primer confinamiento. 

Las entidades han sufrido picos de desborde, mientras mantienen la inquietud por ver cuánto tiempo más se puede aguantar una situación insostenible de escasez y penurias que afecta a una cantidad tan grande de población que en unos meses ha pasado a estar en riesgo de pobreza. 

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