Dando lectura a sus textos. Así es como Reus se despidió ayer del escritor y poeta Xavier Amorós, Fill Il·lustre, fallecido el pasado 18 de julio a los 99 años. En la biblioteca que lleva su nombre se citaron políticos, comunicadores, representantes de entidades e instituciones, profesores y amantes de las letras con un denominador común: «El gran cariño y el respeto hacia Xavier». Entre todos, cumplieron el objetivo de rendirle homenaje «celebrando la palabra» y lanzaron la promesa de «no dejar nunca que caiga en el olvido».
El sentido del acto lo resumió con acierto el concejal de Cultura, Daniel Recasens. «Queremos recordarle leyendo porque pretendemos ya, más que hablar de su muerte, empezar a hablar de su inmortalidad», expresó. También la hija de Amorós, Maria Lluïsa, intervino para constatar que «el 18 de julio fue un día triste para todos nosotros porque se murió el padre, el marido, el abuelo, el yerno, el hermano...» pero, «a la vez, a partir de ese mismo lunes, fuimos conscientes de que eran muchos los que le querían de verdad».
Maria Lluïsa agradeció «la noticia comunicada con afecto en los medios, la gran cantidad de artículos escritos con sinceridad, las palabras pronunciadas que eran diferentes de las protocolarias, las anécdotas de años atrás de algunos aprendices del comercio Les Amèriques protagonizados por él...». «Nuestro padre se habría sorprendido mucho al ver todo esto y le habría hecho feliz, igual que a mí, igual que a nosotros. Gracias por querer a Xavier Amorós», apuntó.
La lectura de textos la abrió la escritora Coia Valls con unos versos de Enyoro la terra, la obra que dio nombre al acto: «Sóc al Pradell de les cinc del matí, / a la deu mateixa de l’aigua. / Veig els barrancs de tres en tres / i els pins malaguanyats, / i començo a comprendre / el perquè de les coses meves». Lídia Papió la acompañó al piano.
Recuerdo multitudinario
Además de Valls, Lluís Miquel Pérez, Dolors Esquerda, Xavier Filella, Enric Aguadé, Josep Baiges, Elena de la Cruz Vergari, David Fernández, Cristina Garreta, Rosa Mateu, Montse Farrés, Joaquim Mallafrè y Xavier Graset pusieron su voz al servicio de las palabras de Amorós en un recital dividido en tres bloques. Incluso el público tuvo ocasión de participar. Y es que se trataba, tal como destacó Recasens, de «escucharlo a él a través de otras muchas y muy diversas bocas, de las de personas procedentes de todos aquellos rincones a los que Xavier llegó en algún momento mediante su generosidad, su amabilidad, su compromiso y su sonrisa cómplice».
Por eso, la selección de fragmentos sirvió para acercar al público al Amorós vecino, al comerciante, al activista, al padre, al compañero y al amigo. El de ayer fue un acto desnudo, sin parafernalias, pero muy emotivo y, sobre todo, coral, pensado para que «la literatura hable».
Antoni Nomen, poeta y estudioso de la obra de este Fill Ilustre, se ocupó de dedicarle una glosa y precisó que «parece que la descripción de la realidad constituye el eje de su escritura, el camino en el cual acaban desembocando todos los virajes literarios». «No buscaba hacer una fotografía estática sino una pintura de la realidad confusa, cosa que conseguía con filtros y recursos propios, como el interés por el detalle que el lector a veces asimila a la simple objetividad por la habilidad con que lo utiliza y el efecto real que le aporta a su escritura», precisó.
El adiós a Amorós tuvo también ayer otra función, la de aproximarse al Any Xavier Amorós, que tendrá lugar el próximo 2023. «Inauguramos un ciclo con infinidad de propuestas que nos traerán al hombre de letras y teatro, al gran conversador», avanzó Valls, que indicó que «ya hemos empezado así, poniendo en valor su obra, destacando su palabra».