La rotación comercial en la ciudad es ahora, en palabras del concejal de Empresa i Ocupació, Carles Prats, «más frecuente» que tiempo atrás. Hay cierres, pero asegura que en la actualidad «hay más altas que negocios que cierren». Las aperturas se centran, por otro lado y sobre todo en el centro de la ciudad, en «el sector de los servicios, en ámbitos como la odontología y la salud ocular, entre otros».
La efimeridad de los comercios, aun así, se ha impuesto de forma más representativa a raíz de la llegada de la Covid y la inflación. La aparición de cada vez más grandes superficies siguen dañando, por otro lado, a los pequeños negocios, especialmente a aquellos de naturaleza consciente, que abogan por la venta de productos a granel y de tendencias veganas.
Aunque este fenómeno es global, porque se está dando en toda España, en clave local hay un par de ejemplos, como los cierres a finales del año pasado de la tienda vegana y de productos a granel Vegrà, del arrabal de Santa Anna, y de Menuda Market, que vendía productos de alimentación, cosmética y hogar a granel en la calle Ample.
Gisela González, copropietaria del ya cerrado Vegrà, expone su caso: «Nosotros emprendimos ilusionados y a tres semanas de cumplir los tres años abiertos al público, tomamos la decisión de cerrar, porque cuesta mucho llevar un negocio que genera pérdidas desde su apertura». Tuvieron que complementar con otros trabajos el mantener la tienda y «nos pasaremos tiempo acabando de pagar créditos, y es que cada vez hay más negocios efímeros».
La conciliación, remarca González, «no existía»: «Mientras nosotros creábamos incentivos a la clientela con un trato personalizado, dando consejos y apostando por lo sostenible, los supermercados empezaban a vender lo mismo que nosotros, con lo que el margen de que pudiéramos competir era muy limitado». González distingue que «tiendas referentes de cero residuos han ido cerrando en grandes ciudades, también, y es algo que nos está llamando la atención». «Si nos fijamos en Estados Unidos ya ha pasado, los productos alternativos ya han llegado a las grandes superficies y ha ganado a los negocios más pequeños», insiste la emprendedora.
Tardar menos en cerrar
El concejal Prats comenta que el cierre de negocios se produce por «múltiples factores». «Ahora estamos viendo que la mayoría de locales se alquilan, cuando antaño, lo habitual, era que el propietario fuera también quien llevaba el negocio, ahora eso ya no se da tan habitualmente». Este factor, indica el edil, «hace que más gente, al tener una disminución de sus ingresos, tarde menos en cerrar». Las empresas que se dedican a la gran distribución, como grandes superficies siguen «una política práctica, en el sentido de que, si un negocio no les funciona en una zona, rápidamente cierran y abren en otra, tienen infraestructura para hacerlo».
Sobre el cierre de negocios de proximidad que no llegan a sumar años de trayectoria, la presidenta de La Unió de Botiguers, Meritxell Barberà, reconoce que «nos preocupa». «No es bueno que cierren tiendas, ni que haya locales vacíos ni en el centro ni en las afueras, se tiene que luchar por cambiar la situación con políticas más activas, que permitan a los negocios ser viables, que los dejen acabar de cuajar en un lugar y consolidarse», declara la representante comercial, quien sostiene, además, que «hay más promoción comercial que no iniciativas que reviertan el cierre de negocios, los Bons Reus creemos que son incentivos efectivos, por ejemplo».
El presidente del Tomb de Reus, Jacint Pallejà, comenta, por su parte, que el cierre de tiendas no se da solo por una sola causa: «Hay jubilaciones y traslados, aunque hay que decir que estamos mejor que otras poblaciones». Algunos de los agravantes, «si queremos mencionar alguno», son las expectativas de consumo, «puede que al abrir un negocio, mantener el local, a la larga, sea complicado y eso propicie una rotación exagerada».
La cuestión, continua el concejal Prats, es que haya movimiento comercial: «Siempre es preferible que un local vaya cambiando y acogiendo actividades variadas a que se quede vacío». En esta línea, cabe recordar el concepto de tienda efímera, una estrategia de marketing empresarial, de la que Prats expresa «que, en la ciudad, no tiene una presencia significativa, aunque ha habido ejemplos en la ciudad, recientemente». Se refiere al del arrabal de Santa Anna el año pasado y un par de ejemplos más en el Mercat Central. «En algunos casos la experiencia ha sido buena y el operador se ha quedado, como hubo un caso en el Mercat Central».
Esta forma de trabajar, la de promocionarse por un tiempo limitado, contribuye a que «el cliente pruebe el producto y conozca una marca, incluso que la redescubra». «Puede tratarse de un negocio online o no, y se da en otras ciudades», indica Prats.
Llegar en el mejor momento
La ciudad, como decíamos, acogió, durante noviembre y diciembre del año pasado, una tienda efímera en el arrabal de Santa Anna, de la marca suiza Kuhn Rikon. La firma de artículos de cocina ha creado varias tiendas (también llamadas ‘pop-up’) en toda España y como expresa el manager de la empresa, Jesús Nogués, «hay sitios en los que funciona y otros en los que no, en Reus, nos fue bien y alargamos un mes más».
Volver a una ciudad como tienda efímera no es lo que se busca principalmente, «porque lo que quieres conseguir con esta alternativa de venta es que se perciba como algo especial, como una oportunidad de compra para el cliente, ofrecer un producto en condiciones especiales, que normalmente no conseguirías». Este tipo de promoción «da a conocer nuestros artículos de menaje al cliente», y si ha quedado convencido «hará de prescriptor».
Una tienda efímera, por otro lado, «requiere trabajo», lo más complejo es «la búsqueda del local, le sigue la reclutamiento de personal que formamos, el montaje y adaptación de la tienda y el cierre». Todo ello, se tiene que realizar en un periodo corto, implica inversión de tiempo y dinero, «aunque siempre será más barato que instalar una tienda tradicional física; si vemos que no funciona, cerramos». La clave es dar a «conocer la marca» y hacerlo en una «zona de la ciudad y en una época comercial estratégicas, llegar en el mejor momento».
La presidenta de La Unió de Botiguers, Meritxell Barberà, expresa que los Bons Reus, fueron una iniciativa que contribuyó a incentivar de forma efectiva las ventas comerciales.
Además de acoger el cierre de varios negocios de tiendas de carácter sostenible, Reus ha acogido tiendas efímeras (’pop-up’). Sobre su llegada puntual a Reus, la profesora agregada del Departament d’Empreses de la URV, Eleni Papaoikonomou, determina que «la tienda efímera se ve en muchas ciudades, dinamiza el comercio y renueva la imagen de la ciudad». Esta estrategia «da a conocer una marca a través de experiencias», ha penetrado «en varios sectores y puede instalarse en el exterior y en el interior de un establecimiento». La marca que pone en marcha este sistema puede tener «presencia virtual y/o física, promocionar un lanzamiento o visibilizarse en una temporada señalada del año».
