«Mañana será, para muchos, el día de la salud. Pero tocar, toca. Y eso lo sabemos muy bien en Reus y alrededores», explica el responsable de La Pastoreta de Reus, Òscar Bausà. La inercia del Gordo de 2019, que desató la euforia en El Cachirulo, y el de 2020, en Indústries Teixidó, catapultó entonces las ventas de esta célebre administración. Pero el récord, prevé Bausà, se va a batir verdaderamente este año.
«La lotería está muy ligada a la ilusión y a la alegría y, ahora, después de la pandemia y de todo lo que hemos pasado, la alegría ha vuelto», señala. La inflación y las duras perspectivas llevaron a muchos a hacerse con un décimo ya en verano, aunque «a última hora, las colas siempre se amplían». La repercusión del delicado contexto económico «nosotros la notaremos en 2023», vaticina el lotero.
De momento, un boleto es para más de uno un clavo ardiendo. «Pueden ser hasta 328.000 euros y eso soluciona muchas cosas», señala el administrador de La Pastoreta. Para otros, el sorteo sigue suponiendo «una forma de compartir algo con sus amigos o allegados: la gente quiere que, si tienen suerte, los de alrededor la tengan también; eso ha sido así siempre».
Cada tarraconense gastará este año en el Gordo 49,39 euros –cerca de 4 euros más que en 2021, cuando fueron 45,74–, de media, según los datos de consignación de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE). Es la tercera de las cuatro provincias catalanas y solo en Girona, con 42,05 euros, invierten menos.
En cuanto a los números que copan la demanda, Bausà comenta que «la terminación por excelencia es la 22, al ser siempre la del año en curso» y «luego están las de siempre: el 5 y el 7, además del 13, el 15 y el 69». Fechas de nacimientos, bodas e incluso algún funeral, además de catástrofes medioambientales y la del inicio de la guerra en Ucrania completan el podio.
Aunque la realidad del bombo tiene sus matices. Con datos de la SELAE, en 74 de los 211 sorteos que se han celebrado el Gordo se ha ubicado entre el 30.001 y el 99.999. El 5 ha sido la terminación más premiada, seguida por el 4 y el 6. La menos repetida es el 1, cerca del 2 y del 9.
Un hombre tres veces agraciado
También hay quien no necesita provocar a la suerte porque esta parece arrimarse insistentemente a él. El lotero de La Pastoreta recuerda una anécdota que ya reveló a este rotativo en octubre, la del «hombre tres veces afortunado». «Este año se nos presentó un señor que trabaja en Renfe y que nos contó que le ha tocado tres veces seguidas el Gordo».
«Enganchó participaciones de El Cachirulo, tenía número de Indústries Teixidó y, el año pasado, el premio cayó en una estación de trenes de Madrid –la del AVE de Atocha– y, por su vínculo, también rascó décimos», cuenta.
Ese hombre eligió este año un número en esta administración y «se agotó en cuestión de una semana» tras levantar una especie de fiebre entre otros vecinos que «piensan que puede volver a ganar». «Dicen que seguramente hay más opciones de que te caiga un rayo encima que de que te toque el Gordo, así que él lleva ya tres rayos», bromea el responsable de La Pastoreta. También los números de Indústries Teixidó desataron la locura.
«Lo bueno también se repite»
¿Y Reus? ¿Puede volver a tocar aquí la lotería? Bausà no duda. «Muchos, cuando cayó la primera vez pensaron que ya no podía haber una segunda. ¿Y qué pasó entonces?», recuerda. Y confía en eso de que no hay dos sin tres. «En definitiva, la gente deposita su ilusión y el Gordo es eso», valora, y añade que «las alegrías, igual que las desgracias, se repiten; y Reus ya ha sido una ciudad afortunada».
La sensación más o menos generalizada en los puntos de venta del municipio es muy positiva. En la administración del Raval del Pallol explicaban ayer que «parece que esta vez hemos vendido bastante, yo creo que va mejor que nunca; habíamos pedido más que el año pasado y nos estamos quedando igual o incluso con un poco menos».
En la del Raval del Pallol, apenas podían atender al teléfono: «Tenemos muchísima gente esperando, no damos abasto», apuntaban. Y en la del Camí de l’Aiexar precibían «un ligero crecimiento» respecto al «boom que tuvimos en los años anteriores».