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Reus: «Ser policía es una forma de vida realmente bonita»

Albert Millera detuvo in fraganti a los ladrones que asaltaban una casa con la dueña dentro y Òscar López acumula una extensa trayectoria en el cuerpo y se jubilará. Son dos de los agentes de la Guàrdia Urbana que han recibido medallas este 2024

04 octubre 2024 21:35 | Actualizado a 05 octubre 2024 15:00
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Los agentes de la Guàrdia Urbana de Reus Òscar López y Albert Millera tienen algo en común: los dos sabían desde pequeños que querían ser policías. De hecho, coinciden en más cosas. Su profesión es además, para ellos, «una forma de vida muy bonita» en la que el éxito de cada uno «es el del colectivo». Ambos han recibido este 2024 medallas por su aportación al cuerpo.

«En mi casa no hay nadie que haya sido policía. Pero siempre tuve la vocación de ayudar a la gente», cuenta Millera, de 28 años. Se independizó rápido y se puso a trabajar de vigilante de seguridad. La Covid fue, para él, la oportunidad perfecta para preparar la oposición. «Estuve siempre al pie del cañón y me di cuenta de que este era mi objetivo», señala.

Entró en la Guàrdia Urbana de Reus, «una enorme suerte porque es muy cotizada, una de las mejores de Catalunya y reconocida en el Estado español», dice.

En su caso, la medalla es por un servicio concreto, «de esos en los que piensas cuando quieres ser policía».

«En agosto del año pasado, hubo una serie de robos con fuerza en todo el municipio. Intensificamos el patrullaje. Y tuvimos la fortuna de coger in fraganti a dos presuntos autores entrando en un domicilio en el que la propietaria estaba durmiendo. Pude llegar con mi compañero. Los presuntos autores quisieron salir por el balcón. Yo, con la adrenalina, por la juventud o instintivamente, no sé, salté, abrí la puerta y pude detenerlos con la ayuda de mis compañeros, claro», relata el agente.

Pese a lo espectacular de aquello, el servicio que más impactó a Millera fue uno de violencia de género: «Había niños. El padre maltrataba a la madre y ella estaba muy anulada. Era duro. Me quedé con los pequeños».

Acaba de incorporarse y atraviesa un periodo en el que «somos polivalentes e intentamos tocar todos los palos». Su sueño es acceder a la unidad de motoristas. «Es algo que, como hobby, ya me gusta. Y, como trabajo, también.

Al final, nos movemos cada día en vehículos, y hay accidentes. Evitar alguno es gratificante, la prevención es clave», comenta Millera.

A sus 60 años, López, que forma parte de la unidad de motoristas, afrontará pronto la jubilación. «Soy un apasionado del tráfico», apunta. Aunque, visto desde fuera, no parezca lo más emocionante, el agente conoce a la perfección ese ámbito y lo vive con verdadero entusiasmo. «Ir en moto nos permite una movilidad que otros compañeros no tienen, habitualmente somos la primera fuerza de choque en llegar a los sitios», señala.

La larga trayectoria –que le merece la distinción– en el cuerpo le ha valido para acumular experiencias de todo tipo, buenas y malas. Algunas ya sabe que no las olvidará. «En el tiempo de la pandemia, me impactó ver las calles vacías. Era una ciudad fantasmagórica», recuerda. Y menciona también los atentados de Cambrils, una «época convulsa que me marcó. Los extranjeros, cuando nos veían patrullando, se querían hacer fotos y nos animaban».

Pero, quizá, el caso que más dentro se le ha quedado es el de «un hombre que tenía problemas e intentó suicidarse. Nos avisaron de que estaba subido en un coche, preparando la cuerda. Pudimos tirarle de las piernas, hacerlo caer y que desistiese de su actuación. Nos dijo que tenía problemas y la vida para él ya no tenía sentido».

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