Mientras que en las calles más céntricas de Reus se ha ido imponiendo el límite de velocidad de 30 kilómetros por hora para los vehículos –en un intento de apaciguar la circulación y crear carriles de convivencia entre coches y bicicletas–, en las avenidas que actúan como circunvalación, los coches siguen circulando a velocidades superiores a la permitida en estas vías (50 Km/h).
Hace años que vecinos de zonas como la avenida de Salou o Països Catalans reclaman tomar medidas. Desde el Ayuntamiento se subraya que periódicamente Guàrdia Urbana realiza dispositivos de seguridad viaria para evitar accidentes, como controles de velocidad con radar móvil o controles de alcoholemia. Pero aun así, la ciudadanía cree que la velocidad sigue siendo demasiado elevada.
Es lo que sucede en la avenida de Salou, «donde los coches van como flechas, y más aún por la noche. En los fines de semanas hacen carreras», se queja Cori Balanyà, presidenta de la Associació de Veïns del Barri Fortuny. También Pepita Roig, presidenta dels Amics del Barri Fortuny, señala la gran velocidad de los coches. «La gente todavía ve esta avenida como la ‘carretera de Salou’ y esto es parte del problema. También influye que sean dos carriles por banda. Si solo es uno, te tienes que aguantar si el de delante va más lento, pero si hay un segundo carril, avanzas y se acaba corriendo de más», detalla Roig. Señala que de elementos reductores ya hay en la avenida: «Lo son los semáforos, y hay un montón, pero la gente va fijada y en ocasiones se los saltan ien rojo». Pone como ejemplo la rotonda que hay en la altura del McDonald’s: «Salen de la rotonda rápidos y justo a la salida hay el semáforo y se lo pasan que ni se dan cuenta».
Sacramento, una vecina de la zona, también señala este punto como uno de los más peligrosos de la avenida, «los coches arrancan cuando todavía hay peatones cruzando». A pesar de todo, Pepita Roig se pregunta si realmente son necesarios más elementos reductores de velocidad: «La solución es que la gente se conciencie de que se trata de una avenida, que hay pasos de peatones... No serían necesarias tantas limitaciones si hubiera más civismo».
Desde el barrio de Mas Iglesias, el presidente de la asociación de vecinos El Roserar, Francesc Jornet, explica que en dos años de reivindicaciones, tan solo han logrado más seguridad delante del colegio Eduard Toda y el Institut Roseta Mauri, esfuerzo que agradece, pero a la vez cree que debería haber más agentes de la Guàrdia Urbana vigilando las entradas y las salidas porque «son calles muy transitadas y peligrosas».
La avenida Josep Pla y, sobre todo, la avenida de Salou, son las señaladas como las de mayor riesgo, según Jornet. «Nos faltan pasos de peatones en la avenida de Salou y más seguridad en la calle de Maria Aurèlia Capmany. Los coches van a toda velocidad y el peatón queda desamparado».
Hace tiempo que los vecinos de la zona reclaman, además, reductores de velocidad en la calle Vidal i Barraquer y en la avenida Josep Pla, ya sea en forma de radares o ‘baches’ o bandas rugosas en la vía de circulación de vehículos. Según asegura Jornet, se han reunido varias veces con el Ayuntamiento. La última vez, hace unos siete meses: «Nos dicen que lo estudiarán, pero todo sigue igual».
«Que pongan ‘baches’ cada pocos metros para que a los conductores se les pasen las ganas de acelerar», reclama Manolo Rodríguez mientras pasea por la avenida de Salou. Otro viandante, Fermín Ramos, coincide también en señalar que los coches van demasiado rápido y subraya que en calles, como Astorga, han puesto iluminación en los pasos de peatones, lo que cree que da mayor seguridad, al menos en cuestión de visibilidad. Precisamente en esta línea también se quiere trabajar desde Mas Iglesias: «Hay que señalizar mejor e iluminar estos pasos, incluso elevarlos», reclama Francesc Jornet.
Otro punto conflictivo de Reus es la avenida Dels Països Catalanas. Aquí se suman varias problemáticas: por un lado, los coches que paran en medio del carril de circulación de la derecha ya sea para ir a la farmacia o hacer alguna compra. Por otro lado, la velocidad, además de algunas rotondas algo complicadas como la de la avenida de Riudoms. Una combinación que hace que, en ocasiones, haya accidentes. Alfons, vecino de la zona, señala precisamente esta rotonda (la que hay entre avenida Països Catalans y la de Riudoms) como un punto conflictivo. Y es que justo después de la rotonda hay un semáforo, «y muchos se lo saltan en rojo», se queja. En la misma avenida, Carmen añade que el tiempo que los semáforos dan a los peatones para cruzar «es demasiado corto y, sobre todo para los mayores, que tienen que pararse en la medianera y esperar a que el semáforo vuelva a ponerse en verde».
En otras zonas de Reus, actualmente se está trabajando en dar una solución. Josep Lluís Nieto, presidente vecinal de Horts de Miró, detalla que el sitio más conflictivo es el Camí de Valls. «Ahora se están haciendo obras para solucionar ese problema y aumentar la seguridad. Se supone que con las modificaciones que hagan en la calle ese problema se solucionará», confía Nieto.