A menos de cinco meses vista para que el Centre Mèdic Quirúrgic de Reus (CMQ) tenga que abandonar las instalaciones de la antigua clínica Fàbregas -después de que sus propietarios decidiesen en junio del año pasado rescindir el contrato que tenían con este centro médico-, las diferencias entre los dueños de las instalaciones y este centro dependiente del Hospital Sant Joan parecen más acentuadas que nunca.
Según ha podido saber el Diari, los propietarios de las instalaciones han presentado hace pocos días una medida cautelar en los Juzgados de Reus para poder entrar en el edificio, algo que no habrían podido hacer en reiteradas ocasiones desde el pasado verano. De hecho, en agosto del año pasado el CMQ Reus envió un burofax a la familia Fàbregas en el que le recordaba que el derecho de acceso a sus instalaciones es el que estipula el propio contrato. Es decir, que está supeditado a que avisen con 48 horas de antelación y que siempre identifiquen a la persona o personas que accederán al edificio y el motivo.
Días después, exactamente el 19 de agosto, la familia Fàbregas habría enviado un burofax al CMQ notificándole que el 24 de agosto querían entrar en las instalaciones de la calle Gaudí, una petición que desde el centro médico no habrían contestado. En octubre del año pasado se produjo otro intento de acceder al edificio, esta vez con un ingeniero y ante la presencia de un notario, sin que tampoco pudiesen hacerlo. Ante esta situación, los dueños de la antigua Fàbregas han decidido comunicar esta situación a un juez, quien todavía no se ha pronunciado al respecto.
En busca de nuevo operador
A la espera de saber cómo acabará este tira y afloja entre propietarios e inquilinos del edificio, paralelamente los dueños de las instalaciones siguen trabajando para encontrar un operador sanitario privado que ocupe la clínica una vez que el CMQ la abandone, teóricamente el 14 de junio de este 2017, una vez que haya expirado el año de margen que los dueños le dieron para marchar. Según ha podido saber esta redacción, los propietarios de la Fàbregas han abierto negociaciones recientemente con operadores sanitarios privados de Madrid, después de que hayan sondeado sin éxito a algunos operadores de la provincia de Tarragona y de Barcelona.
La noticia sobre la ruptura del contrato por parte de la familia Fàbregas con el CMQ saltó a finales de junio del año pasado, aduciendo los primeros que la decisión la habían tomado por una pérdida de confianza con la dirección del centro. Aunque desde el consistorio no cerraron, al menos públicamente, la puerta a llegar a un acuerdo, la familia Fàbregas insistió en que la decisión ya estaba tomada. Días más tarde, el Diari recogió una información -a través de diversas fuentes- en la que se aseguraba que la clínica Fàbregas había pedido cuadruplicar el precio del alquiler hasta los 900.000 euros al año, extremo que los dueños negaron.
Los siguientes en entrar en escena, en todo este conflicto, fueron los trabajadores del CMQ Reus, quienes se movilizaron en más de una ocasión en la puerta del centro pidiendo información sobre su futuro y que se les tuviese en cuenta. A finales de septiembre, el consejo de administración de este centro médico aprobó la entrada de los trabajadores en el mismo, con lo que el comité de empresa pasaba a tener voz y voto en este órgano.