La economía social y solidaria fue uno de los conceptos tratados ayer en una de las ponencias de la Jornada ‘Municipis per viure: estratègies locals per encarar el futur’, la que a su vez se enmarca en el plan estratégico de ciudad ‘Reus Horitzó 32’. La cita, ubicada en las instalaciones de firaReus, tuvo como objetivo reflexionar a través de la aportación de diferentes expertos sobre retos y estrategias de futuro para la próxima década. Los expertos de la mesa redonda que llevó por título ‘Noves polítiques socioeconòmiques: les persones al centre’ abordaron temas como la vulnerabilidad social agravada por la pandemia y el trabajo democrático.
«En 2001 se realizó el Foro Social Mundial en Porto Alegre. Allí el término de economía social y solidaria entró en la agenda política y en la documentación estratégica. Fue algo relevante, se habló de trabajar priorizando a las personas, en entornos de trabajo democráticos. Ahora bien, ¿cómo se traslada esto a nivel local?», se preguntó la directora de Mas Carandell del Ayuntamiento de Reus, Montserrat Pagès.
Recordó que esta forma de proceder no es nueva, que «podemos encontrarla en el siglo XIX y el primer tercio del XX», destacó, entre otros hitos, la creación de la Xarxa d’Ateneus Cooperatius y especialmente dos proyectos de esencia cooperativa: La cooperativa de cuidados y atención a las personas Les Abelles y el proyecto de intercooperación Reus Compra Responsable, mediante el que se impulsa una transformación del modelo comercial reusense apostando por las empresas locales y un reparto a domicilio con vehículos sostenibles. «Con Les Abelles se lucha por dignificar el sector de los cuidados que está, en su mayoría, formado por mujeres», añadió.
La directora de Comunicació de la Fundació Surt, Carme Porta, por su parte, incidió en el tema de las vulnerabilidades. «Se ha producido una individualización de la ciudadanía, la Covid se utiliza como excusa para no socializar. Además, han habido muchos lugares de trabajo perdidos, cantidad de puestos inestables y el sector femenino ha quedado expuesto. La respuesta institucional tiene que ser la de adaptarse», expuso. De hecho, afirmó que «se están haciendo políticas para un porcentaje muy pequeño de la sociedad y la mayoría social es muy diferente. Tenemos que trabajar para ella». Señaló que había que «dar valor a aquello que es invisible y el sector de los cuidados lo es», completó. Defendió, además, lo importante que sería «aplicar nuevas políticas económicas dotadas de equidad, hay que responder de forma diferente a las nuevas necesidades o las que se han agravado», resumió. Habló, también, de empoderamiento colectivo e individual, así como de mejorar la convivencia. En esta línea, aprovechó para recordar la existencia de otro concepto fundamental, «la equidad territorial», que se refiere a un reparto más justo de la dimensión social, siempre teniendo en cuenta aspectos socioeconómicos.
La salud mental
El jefe de la oficina del plan piloto para implementar la Renta Bàsica Universal, Sergi Raventós, dedicó su intervención a explicar que, dicha acción duraría dos años. «Miraremos qué ventajas se podrán dar durante la prueba. Se trata de un mecanismo en contra de la pobreza que da autonomía y libertad a las personas que la reciben», constató. Explicó que muchas problemáticas, como la pérdida del trabajo, afectan a la salud mental, generando ansiedad y problemas de otro tipo. «Disponer de una asignación regular tranquiliza. La desigualdad no es un problema psicológico, pero puede generarlos», manifestó.