Las incineraciones han aumentado en Reus más de un 66% desde 2015 y se prevé cerrar este 2021 con cerca de un millar de cremaciones, justo cuando se cumple un año de la puesta en marcha del segundo horno crematorio de Serveis Funeraris Reus i Baix Camp. Si en 2015 se hicieron 591, a partir de 2017 se han situado por encima de las 700 anuales. La tendencia al alza se ha reafirmado este último año, con el refuerzo del servicio que, con el segundo horno –en funcionamiento desde finales de 2020–, la capacidad actual es de hasta seis cremaciones diarias (antes eran tres).
Así pues, si en 2019 se hicieron 773 servicios de este tipo, en 2020 fueron 983. En este caso, cabe recordar que hubo un aumento de defunciones a raíz de la Covid, pero fuentes municipales consultadas constatan que la previsión es cerrar 2021 alcanzando el millar. La tendencia, por lo tanto, se confirma más allá de la pandemia.
De hecho, el gerente de Mémora Tarragona, Javier Rios Hevia, detalla que la percepción es que «cuando aumenta la oferta de instalaciones de cremación, crece más rápidamente la demanda» si se compara «con la evolución o la tendencia incremental causada por factores más socioculturales y de laicismo».
Reus cuenta con horno crematorio desde junio de 2003, cuando empezaba a dar servicio el primero en las instalaciones ubicadas justo al lado del Cementiri General de Reus. En los últimos años, la demanda ha ido incrementando, teniendo también en cuenta que en la capital del Baix Camp no solamente se da servicio a Reus y comarca, sino también a zonas vecinas que no disponen de este servicio. Es el caso del Alt Camp, la Conca de Barberà o el Priorat, desde donde aquellos que optan por esta opción tienen que desplazarse a otras ciudades, en función de su cercanía y teniendo en cuenta que en la provincia hay crematorios en Reus, Tarragona, El Vendrell, Tortosa y Amposta.
Desde Mémora, por ejemplo, con servicios en varios municipios de la provincia (Valls, Montblanc, Santa Coloma de Queralt, Torredembarra, Salou, Cambrils...) cuentan que usan los crematorios municipales de Tarragona (en un 40% de los servicios) y Reus (60%). «Normalmente vamos al horno crematorio más cercano pero, dependiendo de la demanda de las incineraciones, podemos ir al otro para evitar largas esperas de los familiares», expone el gerente de la compañía de servicios funerarios en Tarragona, Javier Rios Hevia. Señala que, por ahora, no hay problemáticas para las incineraciones, «en algún municipio, lo es más comprar un nicho», añade.
Con la puesta en funcionamiento del segundo horno crematorio de Reus, a finales del año pasado, desde Serveis Funeraris Reus i Baix Camp se busca dar una mejor respuesta al incremento de la demanda de incineraciones y se ha mejorado el servicio y atención a las familias, con una respuesta más rápida. Con el nuevo equipamiento, las cremaciones han pasado del máximo de tres al día al total de seis. Además, las instalaciones responden a la máxima exigencia en materia de combustión y medidas de protección de la calidad del aire, monitorizada con un sistema de medición continuado de emisiones.
El segundo horno en las instalaciones municipales supuso una inversión de 564.000 euros. De estos, 173.000 corresponden a la construcción del horno; 343.500, al sistema de filtraje y depuración de emisiones; y 47.500 euros a la adecuación de toda la antigua instalación.
Más de un 40% de cremaciones
En la provincia de Tarragona, las incineraciones ya representan el 41,12%. Estas son cifras de la Associació d’Empreses de Serveis Funeraris de Catalunya (Asfuncat), que representa el 95% de los servicios funerarios, agrupando a 45 empresas del sector. Según los datos que manejan, en la demarcación se realizaron, en 2020, 7.563 servicios (un 13,5% más que en 2019), y de los cuales, 3.110 fueron incineraciones, un 24,8% más que el año anterior.
La demarcación se sitúa por debajo de la media catalana. Y es que en el conjunto de Catalunya, las cremaciones representaron el año pasado un 50,76%. Por encima hay Barcelona (54,07%) y Girona (51,4%), mientras que Lleida se sitúa muy por debajo: en 2020 se optó por la incineración en un 24,92% de los casos.
Desde Funos se señala que la cremación como destino final era del 16% en 2005 en España y que en 2020 fue del 45,5%. Entre los motivos: menores costes del servicio y mantenimiento, la aceptación de esta práctica desde hace años por parte de la Iglesia o la tendencia al laicismo. Sobre este último aspecto, Asfuncat señala que las ceremonias laicas ya representan, de media, el 21%. Estarían creciendo especialmente en la región de Barcelona, donde el 69% de los actos son no religiosos, mientras que Lleida es el polo opuesto y representan un 5%.