Si se compara Reus con otras ciudades, a nivel de preservación de patrimonio, «ha habido bastante inquietud de la parte pública y de la privada que ha optado por conservar, la parte del barrio del Carme, por ejemplo, está por crecer», sostiene el Josep Lluís Blanch, miembro de la Associació Espais Ocults. Desde dicha entidad, a través de la iniciativa Reus Ocults, la agrupación difunde y sensibiliza sobre el patrimonio reusense –en lo arquitectónico e histórico– y lo hacen mediante visitas guiadas a espacios que, por lo general, no son visitables, como lo sería la Casa Gasull o los Magatzems Llopis, entre otros muchos.
«Urbanísticamente, Reus se ha ido cuidando, especialmente el casco antiguo. Se ha dado valor a muchas edificaciones con el fin de acercarlas a la ciudadanía. Mucho patrimonio, por otro lado, está en manos privadas y lo interesante es que muchos propietarios, cuando los contactamos para abrir puntualmente un espacio y hacer visitas, nos cuentan que quieren saber más de la propiedad, es importante que quieran asesorarse y abrirlo a la ciudadanía», dice.
A su vez, el también miembro de la asociación, Eliseu Bàrcena, expresa que el debate de preservar el patrimonio siempre está ahí: «No se trata de convertir Reus en un museo rehabilitándolo todo, hay que tener en cuenta que sea funcional, que se le dé un valor y que la gente genere un sentimiento de pertenencia porque lo conoce». Hay edificaciones, expresa, que tan sólo iluminando su fachada «ya se les da un reconocimiento [como la de la Escola Prat de la Riba], puesto que diriges la mirada de quien pasa por delante allá donde quieres». Menciona que hay cantidad de «edificios singulares», tan solo hay que pasearse por el Tomb de Ravals, «fachada tras fachada, hay edificios especiales, incluso más allá del Modernismo». A parte del casco antiguo, incide en las masías, muchas de ellas «peculiares».
Bàrcena destaca que no hay que olvidar tampoco ese «patrimonio emocional e intangible», aquellos edificios que ya no están, que pertenecen a la memoria colectiva y que «hay que seguir recordando, pues de lo contrario, caerán en el olvido». Nombra lugares como el cine Palace, hoy inexistente, pero del que, «desde mi punto de vista, podría recordarse a través de una placa informativa en la calle Batan». El Campanaret, edificio también desaparecido, sigue siendo un «topónimo emocional», apunta Bàrcena, que la gente «aún usa para situarse» en la confluencia de la calle Llovera y Amargura.
Todo este debate del patrimonio emocional se produce años después del polémico derribo del edificio novecentista de la calle de Sant Llorenç en 2021. Por entonces, entidades como la Associació Espais Ocults se pronunció en defensa del mismo. Incluso por entonces, durante el derribo, hubo personas que se llevaron piezas de azulejo de la entrada o parte de la barandilla a casa. «Son procesos que siguen toda la normativa, pero quizá poco participativos hacia la ciudadanía, que también tiene algo que decir», expone Blanch.
Hornos de cerámica y restos de una antigua fábrica
Hablando de memoria, y en otro orden de cosas, en Reus, a la mínima que se realizan unas obras en el casco antiguo, se encuentran restos de antiguas fábricas y hornos. Por mencionar un ejemplo de hace poco, desde el día 1 de julio y hasta mediados de dicho mes, se excavó en el solar donde estuvo antaño Hostes Potau, entre la Placeta dels Argenters, la calle del Vidre y la de Donotea. Según confirmó el Departament de Cultura de la Generalitat al Diari, a mediados de julio, se identificó un horno de cerámica de época medieval/moderna del que todavía «no podemos establecer una cronología concreta porque no se ha empezado a exhumar, dado que ahora se hace la limpieza del solar [al menos, en el momento de la consulta]». A día de hoy, la excavación permanece parada, pues se pausó a mediados de julio, pero «se retomará más adelante». Como se trata del «inicio de la intervención», apuntaron desde el Departament de Cultura, no disponen de más información de momento.
Este no es el único ejemplo, meses atrás, en el solar del arrabal de Jesús (35-37) también se llevó a cabo una intervención arqueológica. Allí, se quiere construir un edificio, pero al discurrir por ese lugar la muralla medieval, Cultura pidió excavar y halló estructuras industriales del siglo XIX. «Nuestro Servei d’Arqueologia determinó que los restos de figuras de pesebre y moldes eran restos de la fábrica que se encontró allí y se derribó», expusieron desde el Departament.