El Centre Social El Roser de Reus aumentará las comidas servidas en un 30%

El actual comedor social da servicio a unos 170 usuarios diarios y las nuevas instalaciones permitirán alcanzar los 240, preparándose, así, para futuros incrementos de demanda

31 mayo 2021 18:30 | Actualizado a 01 junio 2021 05:28
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La rehabilitación de la antigua prisión de la carretera de Montblanc para poder acoger el Centre Social El Roser avanza a buen ritmo. Los trabajos están en la recta final y, paralelamente, el Ayuntamiento ha creado los servicios municipales de alimentación y alojamiento temporal, cuya gestión será licitada en los próximos meses y supondrán un gasto municipal anual de 844.000 euros. Pero, ¿qué supondrá para Reus la puesta en marcha de este equipamiento? De entrada, «un salto cualitativo» en la atención de personas en situación de vulnerabilidad, comenta la concejala de Benestar Social, Montserrat Vilella, quien subraya la necesidad creciente en los últimos años de que la ciudad disponga de un equipamiento de estas características desde, sobre todo, la crisis económica, «cuando se vieron las colas de la vergüenza y las administraciones se encontraron con muy poco margen de maniobra porque a nivel económico había muy pocas posibilidades».

Ahora, se quieren evitar los errores del pasado, adecuarse a las actuales necesidades y actuar con visión de futuro. Entre las mejoras que supondrá el centro social –que se prevé que entre en funcionamiento durante los primeros meses de 2022 tras una inversión de 2 millones de euros– destaca la mejora del servicio de alimentación, con un comedor social con mayor capacidad que el actual –ubicado en la calle Francesc Bartrina–, pudiendo servir un 30% más de comidas. A día de hoy, se preparan cerca de 170 comidas diarias, según explica Miquel M. Aragonès, presidente de Càritas Interparroquial de Reus, actual gestor del comedor social. Con las futuras instalaciones, esta cifra podrá alcanzar las 240, pudiendo absorber la actual demanda y, además, disponer de margen para futuras crisis.

De hecho, cada vez son más las personas que se acercan al comedor social a raíz de la crisis provocada por la Covid-19, con lo que el actual servicio trabaja al límite. Aragonès señala que con la pandemia, el número de usuarios incrementó (en 2020 se sirvieron 51.343 comidas, un 76% más que en 2019) y la cifra es, ahora, superior a lo que venía siendo habitual antes de la crisis «y con un pequeño goteo constante de nuevas personas que se suman al servicio», añade. De las 170 comidas que se sirven a diario, cerca de un centenar son recogidas personalmente en el comedor –antes de la pandemia los usuarios tenían la posibilidad de quedarse al comedor– y las 70 restantes, aproximadamente, se reparten a domicilio a través de fiambreras, un servicio que a raíz de la Covid ha incrementado muy considerablemente. «En el momento que se vuelva a la normalidad y los usuarios puedan comer en el mismo equipamiento, en las actuales instalaciones sería muy complicado dar cabida a todos», remarca el presidente de Càritas Interparroquial de Reus. Es por ello que el ente valora positivamente la apuesta por las nuevas dependencias, que en cuestión alimentaria, además del comedor social y la cocina, también dispondrá de despensa social (punto de distribución de alimentos y entrega de la cesta básica de alimentos y complementos) y servicio de cafetería abierta a toda la ciudadanía.

El Centre Social El Roser también dispondrá de un espacio dedicado a la asociación vecinal de Xalets Quinatna y, por otro lado, se ganará un nuevo servicio: el de alojamiento temporal, con capacidad para 16 personas repartidas en dos salas. Como recuerda Vilella, habrá dos líneas de trabajo: para situaciones de urgencia, como desahucios; y para personas sintecho, en situaciones puntuales. La concejala subraya que se trata de un servicio «temporal», para unas dos semanas.

Sobre esta cuestión, Issam, portavoz del Sindicat d’Habitatge de Reus, critica que el servicio será «insuficiente»: «Los procesos de desahucio pueden alargarse muchísimo tiempo. Dos semanas no sirven para nada». Desde el Sindicat se reclama tomar otra tipo de medidas, «como la colectivización de la vivienda». A pesar de todo, la concejala subraya que el nuevo servicio permitirá una mejor atención con Serveis Socials desde un primer momento.

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