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El barrio del Mercat concentra los alquileres más caros de Reus y la Muralla, los más asequibles

Entre una zona y otra hay hasta 450 euros mensuales de diferencia. Los pisos más pequeños están en El Carme y Horts de Miró. Las inmobiliarias buscan viviendas disponibles ante la gran demanda

27 julio 2022 22:28 | Actualizado a 28 julio 2022 07:00
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«Tener el piso en el centro está bien porque es donde se encuentra la vida de la ciudad», explica Ariadna, de 29 años y que hace tres se instaló en el Mercadal. «No necesito coche, todo está cerca y, por ejemplo, durante la Festa Major lo disfruto mucho», añade. La zona del Casc Antic y el Mercat Central son las dos de Reus con el precio del alquiler más alto de entre las once a las que pone datos el Ayuntamiento. La diferencia con la más asequible, el barrio Muralla, alcanza los 450 euros al mes. Con solo un 5% de la oferta de pisos destinada al alquiler, las inmobiliarias se lanzan a captar inmuebles vacantes para satisfacer la demanda creciente.

El perfil de Ariadna es el de muchos de los que optan por fijar su residencia en el núcleo, tal como apunta el experto inmobiliario Manuel Sosa, que habla de la «gentrificación» –la rehabilitación urbanística y social– que está teniendo lugar en los cascos antiguos de muchas ciudades y que «los pone de moda». «En ellos se establecen, por ejemplo, estudiantes, gente joven y negocios novedosos, restaurantes peculiares. Eso, además, atrae turismo», indica. Alquilar en esta área supone unos 775 euros mensuales. En los alrededores del Mercat Central, que cuentan con algunos inmuebles de amplias dimensiones, el precio llega a los 950 euros.

Para esta segunda zona, Sosa destaca otra tendencia: «Los mercados se están poniendo al día, relanzándose y ampliando sus horarios y, con ellos, su entorno mejora y se revaloriza». «Algo así ha pasado, por ejemplo, en Tarragona, donde, tras la reforma y la inversión que hicieron los paradistas, el Ayuntamiento trata de darle más movimiento a esa parte de la ciudad y renovarla. Eso mismo puede darse en Reus», precisa. El gobierno municipal tiene pendientes, de hecho, la ejecución de proyectos como el Gastromercat, un espacio dedicado a la restauración y vinculado al Mercat Central. El mismo equipamiento ha protagonizado recientemente una profunda transformación con reformas en las paradas para seducir al público más joven.

En la otra cara de la moneda en cuanto al alquiler está el ámbito del barrio Muralla. Hacerse con un piso en alguna de sus calles cuesta, de media, unos 495 euros. Es casi la mitad que en el Mercat Central. El barrio es uno de los que han registrado en los últimos años un incremento de población. Sosa indica que «a veces pueden ser pisos algo más antiguos, de propietarios cuyos hijos no se han quedado a vivir y en los que entran personas que vienen de fuera de la ciudad, inmigración que puede formar colonias y abrir, por ejemplo, negocios relacionados con su cultura, sus costumbres o sus hábitos».

$!El barrio del Mercat concentra los alquileres más caros de Reus y la Muralla, los más asequibles

El Carrilet, La Pastoreta, Mare Molas o El Carme también están por debajo de la media del precio del alquiler en Reus, que el Ayuntamiento ubica en 630 euros con cifras recopiladas de portales inmobiliarios. En cambio, Mas Iglesias o Niloga superan los 630 euros. Justo en El Carme, en Horts de Miró y en el Casc Antic se agrupa la mayoría de los 1.003 pisos de menos de 40 metros que tiene el municipio.

Con los números sobre la mesa, el 39% de los reusenses queda excluido del mercado libre de alquiler y un 22% tampoco podría acceder a pisos protegidos. Durante el primer quinquenio del nuevo Pla Local d’Habitatge 2022-2027, el municipio deberá promover 602 nuevas viviendas destinadas a políticas sociales, y 1.255 en el segundo quinquenio, tal como recoge el propio documento, que se está elaborando. El 54% de los 364 solicitantes de pisos de protección oficial han pedido el sistema de alquiler.

Obstáculos de todo tipo

En este escenario, a la poca disponibilidad para arrendar un piso se suman otros obstáculos. Cuando se dispuso a entrar en su vivienda del centro, Ariadna tuvo que apresurarse con los trámites. «Vi el piso en el escaparate de una inmobiliaria y fui ya con todos los papeles porque te piden nóminas, contratos, avales y de todo y, si tardas en conseguirlo, ya se lo ha llevado otro», recuerda. «Cuando encuentras alguno que te gusta, lo tienes que coger al momento», dice.

La situación la conocen de sobras, también, las agencias. «Hay mucha demanda para muy poca oferta y un piso para alquiler nos puede durar, a lo mejor, una semana», explican desde la Immobiliària Fortuny. La fiebre por los alquileres se alimenta también de «las dificultades que hay ahora con las hipotecas». «Los jóvenes se quieren independizar y se encuentran que no tienen mucha más opción», añaden.

Todo ello conlleva que «no hay un tipo de vivienda más buscada, la gente no se pone muy exigente y prácticamente lo único que sí que se pide más es que el edificio tenga ascensor». Coinciden en esto desde Finques Aragonès, donde precisan que «los bancos no están dando hipotecas y todo el mundo tiene que ir al alquiler, pero tampoco lo hay». Además, «la administración pública debería ocuparse de regular los precios», añaden, y recuerdan que «a veces la gente piensa que sí, pero las inmobiliarias no los ponemos».

En Marpa Assessors también buscan pisos para alquilar. Igual que otras, la inmobiliaria repartió cartas por los buzones del centro informando de que «hemos estado realizando visitas con clientes que quieren comprar viviendas en esta zona. Si estuviese interesado en vender su inmueble, póngase en contacto con nosotros». Ofrece una valoración gratuita y un plan de comercialización. «Los movimientos para regular los precios han generado inquietud en algunos propietarios que, ante la incertidumbre, han preferido tener sus pisos cerrados a la espera de ver qué pasa», apunta el experto inmobiliario Pau Beltran, de Marpa. «Reus es un lugar donde hay estudiantes, gente desplazada por trabajo, y lo tienen complicado para acceder a un piso porque hay poco producto», concluye.

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