Vuelve el buen tiempo y, con él, las terrazas. Y se hace así más visible, de nuevo, lo que ha estado allí todo el año. Sentadas tomando algo en una de las mesas que proliferan en el Mercadal, Lourdes y Maria comentaban ayer que «en una plaza tan bonita como esta no debería haber contenedores» porque «a menudo, no funcionan o están llenos, hay basura alrededor y no es nada agradable».
La isla que les cae justo delante lleva averiada unos días, coincidiendo con lo fuerte de la Semana Santa y las procesiones, y la situación ha indignado a bares y restaurantes de la zona que lamentan que «llega el turismo y la imagen que se encuentra es del todo denigrante». Se quejan de que «da muy mal aspecto». Operarios trabajaban ayer para reparar la batería afectada. «Es una cosa mecánica y, evidentemente, puede estropearse, pero, si no la tuviéramos aquí en medio, seguro que no habría inconvenientes», critican los negocios de alrededor, y precisan que «a todo ello se suma el incivismo de algunos que dejan restos fuera».
La reclamación no es nueva. La había formulado ya públicamente el verano anterior El Tomb de Reus, cuyo presidente, Jacint Pallejà, explica ahora al Diari que «solicitamos a diferentes instancias del Ayuntamiento que retirasen los contenedores, pero nos dijeron que no era fácil y que lo mirarían». Las quejas apuntan a los depósitos soterrados, un sistema que se mantiene vigente solamente en el núcleo.
Según datos del Geoportal de Reus, el municipio cuenta con alrededor de 80 baterías de este tipo. El relevo en la contrata de basuras que se produjo a finales del año pasado no afectaría a su continuidad. Una vez detectada la incidencia en el Mercadal, el Ayuntamiento ha puesto en marcha «un plan de choque que incluye un refuerzo de la limpieza de los contenedores con tres turnos diarios» y, por otra parte, «se está arreglando la maquinaria que tuvo un problema puntual, considerando que ha habido varios festivos», tal como indican fuentes municipales.
«El Mercadal ha cambiado considerablemente en estos últimos tiempos, se ha convertido en un lugar donde las terrazas son amables y la gente las disfruta mucho más y, aunque ahora mismo no tengamos claro cuál puede ser, sí que sabemos que habría que buscarle una solución a los contenedores», añade Pallejà, que recuerda que «a veces se desbordan, hay bolsas en el suelo y, con la subida de temperaturas, vendrán los olores». «Ahora que ha entrado una nueva contrata y se está cambiando el utillaje, tal vez es buen momento para abordar el asunto», concluye. Preguntado sobre si la petición se orienta a reemplazar todos los recipientes del centro o solo los del Mercadal, Pallejà valora que «de todo el centro no sabemos si ser podía hacer así como así, pero es cierto que en el Mercadal o Prim compiten con terrazas».
Coincide con él Alexis, al frente de la cafetería Farggi, que indica que «sería estupendo no tener los contenedores aquí, pero la cuestión es que al final van a tener que estar en algún sitio» y apunta que «hay que buscar una salida para que no molesten y los vecinos, que son los que los utilizan, también tengan dónde tirar la basura». Desde otro espacio de restauración en el Mercadal, Maiki Poké, Miguel constata que «hay veces que no funcionan y también hay mucha gente que deja la basura fuera, y sería positivo que se pudiera reubicar por lo menos esta isla».
En otra de las mesas de la plaza, ayer al mediodía, había debate. «Primero estaban los contenedores y después vinieron las terrazas de bar», apuntaba Josep Lluís, que indicaba que «otra cosa es que el sistema no haya sido exitoso, no sea suficientemente limpio o que el mecanismo no siempre funcione». Sin embargo, sentado a su lado, Albert recordaba que «si los cambian, nadie querrá tenerlos cerca, no habrá suficientes contenedores y eso provocará nuevas quejas».
La recogida, a varios ritmos
El malestar no solo se da en el Mercadal. También en la plaza de Evarist Fàbregas, en El Pallol, los restauradores mencionan inconvenientes derivados de la recogida de basuras. Desde Il Cuore, Carina cuenta que «algunas noches entre semana cerramos un poco antes y entonces no tenemos problema, pero otras es algo más tarde, aún está la gente cenando en las mesas y ya nos sacan los contenedores al lado, todos fuera». «La verdad es que no logramos entender el por qué, pero es lo que hacen», detalla, e insiste en que «nos ponen la basura cerca». «Deberían pasar dos o tres veces a la semana y limpiarlo, pero no ocurre y, si los olores son fuertes, hay que llamar para ponerle remedio», subraya.
Tanto en el entorno de Evarist Fàbregas como, por ejemplo, en la plaza Prim, existe entre los restauradores la percepción de que «en estas últimas semanas» ha habido cambios en la recogida. Algunos señalan la impresión de que, mientras que antes pasaba un vehículo que sacaba los depósitos de bajo tierra, los vaciaba y los volvía a meter en un mismo movimiento, recientemente el servicio se presta en varias tandas: un camión extrae los contenedores de las islas soterradas y los aparta en las aceras y, a partir de ahí, otros los vacían y los regresan a su sitio.
«Hace un tiempo que nos parece que han empezado a hacerlo así, sacando primero los contenedores y dejándolos fuera, o por lo menos eso es lo que hemos comenzado a notar, aunque no sabemos muy bien cuál es la finalidad que tiene ni si es durante un tiempo o ya se va a quedar», expresan desde Fleca Flaqué.
Preguntados en este sentido, Miguel Pérez, presidente del Comité de Empresa de la UTE que presta el servicio en la ciudad, Reus Net, y el secretario general de saneamiento urbano de UGT, Ángel Martín de Sande, especifican que «primero pasa por las islas un camión que saca todos los contenedores para arriba y después pasa otro para cada fracción que va recogiendo la basura y guarda los depósitos», y precisan que «se hace así porque había quien pensaba que se estaba mezclando, que no se llevaba a cabo correctamente la separación de residuos, y realizándolo en la superficie no hay ninguna duda de que sí se separan».
Pérez y De Sande aseguran que este es el mismo mecanismo que ya se empleaba antes de la Covid, aunque los procesos de adaptación al contexto de pandemia que se han aplicado desde 2020 han hecho que «ahora que ha vuelto la normalidad y que ha habido una Semana Santa explosiva, quizás llame la atención lo que era habitual».
Fuentes municipales aclaran que las dos pasadas responden a «una solución provisional» ante «una avería del camión» que normalmente realiza esta tarea. En cuanto a los contenedores del Mercadal, «se instalarán también temporalmente unos de superficie a la vez que se trabaja para reparar los soterrados tan pronto como sea posible.
Colocar islas emergentes
El Ayuntamiento ya ha asegurado en anteriores ocasiones que el modelo de contenedores soterrados no se expandirá. De hecho, en 2020, presentó a los Fondos Feder una propuesta que contemplaba, entre otras innovaciones, la implantación de islas emergentes en el núcleo. Actualmente, «se está trabajando en el marco de los Next Generation».