«Cuando decimos algo, difícilmente se nos puede achacar que cambiemos de opinión porque no lo hemos hecho nunca», señala el candidato de Ara Reus, Daniel Rubio, sobre el papel que jugará la formación en el escenario de pactos. El partido es el único del gobierno 2019-2023 que se salva del duro correctivo de este 28M: conserva intactos sus dos concejales y sube en casi 200 votos –ha cosechado cerca de 3.000– respecto a 2019, mientras que ERC y Junts per Reus pierden, en conjunto, hasta tres escaños y alrededor de 6.150 apoyos.
Los municipalistas «hemos repetido muchas veces que nunca nos entenderíamos ni con la extrema izquierda ni con la extrema derecha», recuerda Rubio. Y eso descarta, de facto, una mayoría numéricamente posible pero del todo rebuscada que frenase la alcaldía de Sandra Guaita (PSC).
Ara Reus entra ahora en un «período de reflexiones internas» con la tranquilidad de haber cuajado, a ojos de Rubio, «una campaña excelente», pese a no haber alcanzado el tercer escaño que estuvo cerca. El cabeza de lista considera que el proyecto «ya se ha consolidadoen la ciudad» y «ya estamos enfocados en 2027».
Ahora, «todo el mundo quiere llamarme y yo a todos les digo que estamos haciendo nuestras reuniones internas y que apostamos por la gobernabilidad de la ciudad». Rubio precisa que «somos un partido que ha estado en el gobierno y que tiene vocación de gobierno, así que pondremos nuestros 3.000 votos donde tocan para tener un gobierno estable».
Consultado por la relación con el PSC y el resto, comenta que «cuando hayamos hecho el trabajo interno y fijado el proyecto de ciudad, cuáles son los puntos que sí o sí deben estar en el acuerdo de gobierno, nos sentaremos con la gente que pide vernos y buscaremos las diferentes opciones que haya». «No cierro ninguna puerta, a excepción de las de la CUP y Vox», puntualiza Rubio, que expresa que el posicionamiento de Ara Reus «es vital».
La CUP busca el pacto pausado
La CUP de Reus, que ha quedado como séptima fuerza en los comicios, prefiere abstenerse a responder con qué partidos conversan, puesto que creen conveniente comentar lo prioritario a ntes en asamblea interna, a lo largo de la semana. Por el momento, los anticapitalistas valoran opciones y optan por no «mediatizar» las conversaciones de los primeros días tras las elecciones. Algo que sí tienen claro desde la formación independentista, es que «no nos hace ninguna gracia un gobierno con el PSC». A modo de recordatorio, en la noche electoral, la candidata cupaire, Mònica Pàmies, expuso que interpelarían a ERC una vez más, como ya lo habían hecho durante la campaña, con el objetivo de trabajar para fomentar políticas de izquierdas e independentistas.
El PP asume la oposición
Desde el Partido Popular, Sílvia Virgili, la número uno, ya dejó claro durante la noche electoral que por su parte no llamarían al resto de fuerzas. «No considero que nos corresponda», señalaba. Tampoco en esas primeras horas habían tenido contacto con otros partidos. Pero ayer, Virgili ya había recibido un par de llamadas, aunque no en búsqueda de pactos, sino a modo de felicitación por haber conseguido, nuevamente, que el PP tuviera representación tras cuatro años en blanco. Como relataba la popular, las llamadas fueron a nivel personal. Desde un primer momento, el PP asume su papel dentro del consistorio como oposición. «Siempre en positivo», según Virgili y Sebastià Domènech, el número 2 e histórico del PP de Reus, pero no dispuestos «a apoyar cualquier cosa». Y es que vuelven al consistorio para «defender nuestro proyecto, muy pensado y meditado».
Quien queda fuera de toda negociación es Vox, la gran sorpresa de estos comicios, pasando de cero a tres concejales con 3.775 votos. Es la cuarta fuerza más votada, pero el resto de grupos ya han cerrado cualquier puerta al partido de extrema derecha. El candidato de Vox, Julio Pardo, consideraba la misma noche electoral que todavía era prematuro hablar, pero en todo caso, era totalmente consciente de la barrera del resto de formaciones. Destacaba que «ya hemos superado todas las adversidades» y que, para él «prima el interés ciudadano».