Merche Dalmau vive aún en una nube. Un año después de que el Formiga de Vellut 2014, uno de los vinos de su bodega Clos Galena, del pequeño municipio prioratino de El Molar, fuera servido en la cena de los Premios Nobel, su propietaria y gerente sigue sin creerse todo lo que ha venido después en este año que ella no duda en calificar de «sueño». Ha recibido cinco premios. La demanda de sus vinos se ha disparado y hace apenas un mes pudo presentarlos ante importante agentes socioeconómicos, sommeliers, distribuidores de vinos, coleccionistas de arte y periodistas en la mismísima residencia del embajador de España en Estocolmo, Gabriel Busquets.
Todo empezó con la llamada de su importador en Suecia en noviembre del año pasado. «Tu vino va a estar en un evento muy importante», le dijo, así como si quería asistir. Apenas recién llegada de su misión comercial a Moscú e inmersa ya en plena campaña de Navidad, le contestó que no podía porque estaba muy ocupada.
Evidentemente no se le pasó por la cabeza de que el acto al que hacía referencia su agente comercial era el banquete de los Premios Nobel que se celebra en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo, con más de 1.300 invitados y presidido por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.
Se sirvieron unas 800 botellas del Formiga de Vellut 2014, que se convirtió así en el primer vino del Priorat y de Catalunya presente en la mesa más intelectual del planeta y la primera vez en que su propietaria es una mujer.
Pero la historia no se acabó ahí. El Svenska Dagbladet, uno de los periódicos más leídos de Suecia, ilustraba su crónica sobre la cena con una foto en la que se veía a la reina de Suecia tomando el vino del Priorat junto al Nobel de Química de este año Joachim Frank y el siguiente titular: «el plato principal estaba bien, el vino increíblemente bueno».
Tras estar presente en la cena de los Nobel con el Formiga de Vellut, ha recibido 5 galardonesY a raíz de ello, entrevistas en medios de ámbito estatal, el Premio Pime a la Qualitat Lingüística en el món empresarial de la patronal Pimec, el galardón a la trayectoria empresarial por la delegación de Tarragona del Col·legi d’Economistes de Catalunya (el primero a una mujer), el premio Aster de Trayectoria Empresarial de ESIC Catalunya, el reconocimiento como la mejor bodega del año de la Guía Gourmand o la investidura de Merche Dalmau como nueva conciliaria de honor del Concilium Vinorum Tarraconensium.
Llegar hasta aquí no ha sido para nada fácil. Hasta hace cinco años era su marido Miguel Pérez quien llevaba Clos Galena. Ella conocía y compartía todos sus pasos, la apuesta por el Priorat y por la elaboración de vinos ecológicos y de máxima calidad desde el principio o la construcción de una bodega sostenible inspirada en los chateaux franceses, pero era él quien se encargaba de su gestión.
Por ello, cuando en abril de 2013 su marido falleció, Merche Dalmau, con tres hijas pequeñas, una de doce años y dos gemelas de diez años, tuvo que decidir si tiraba la toalla y cerraba o traspasaba la farmacia que tenían en Reus y la bodega o tiraba adelante con ambos proyectos. Y eligió lo segundo, apoyada por el equipo que había reunido su marido.
Dalmau reconoce que si hace quince años alguien le hubiera dicho que sería la propietaria y gerente de una bodega no se lo hubiera creído porque hasta entonces su formación y experiencia estaban vinculados al sector farmacéutico aunque de pequeña había ido a las viñas de su familia paterna con su abuelo y recuerda haber visto chafar la uva como se hacía antes y cómo después elaboraban vino rancio.
La bodega exporta en la actualidad a treinta países, entre ellos Suiza, Alemania o RusiaBajo su dirección, la bodega, creada en 1999 y cuyos primeros vinos se comercializaron en 2002, ha dado el salto definitivo a la exportación, ha apostado por el enoturismo y se ha distinguido por maridar vino y arte con su proyecto «Arte, vino y territorio» en el cual trabajan con artistas catalanes que pintan colecciones limitadas de cuadros originales en las cajas de madera de la marca Clos Galena.
La bodega, que ha presentado sus vinos en el Museum of the City de Nueva York y el Marriot Royal Aurora de Moscú, exporta en la actualidad a treinta países un 70% de la producción, 145.000 botellas. Son fuertes en Suiza, Alemania, Rusia, Andorra y Suecia.
El año pasado se estrenaron en la DO Montsant con el Crossos y la pasada primavera lo hicieron en la Terra Alta con su marca Secrets de Mar y dos vinos, un blanco y un tinto, elaborados en la cooperativa de Gandesa.
Sus planes para el año que está a punto de comenzar son de consolidación: por un lado, asentar las nuevas marcas y, por otro, las visitas enoturísticas a su finca de 24 hectáreas (doce las cuales en producción), ámbito en el que empezaron a trabajar hace tres años pero que siguen potenciando conscientes de que cada vez hay más clientes que quieren conocer dónde y cómo se elaboran sus vinos.