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Pena máxima para un Nàstic de Tarragona que se despide del ascenso directo

Dos penaltis en la segunda parte condenan al equipo de Dani Vidal ante una Cultural Leonesa que aprovechó su oportunidad para dejar a los granas sin ascenso directo

20 abril 2025 20:59 | Actualizado a 20 abril 2025 22:04
Se lee en 3 minutos
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El Nàstic de Tarragona se despidió del ascenso directo en un Reino de León que fue la guarida de la sentencia. La Cultural Leonesa aprovechó dos penaltis en la segunda mitad —el primero más quisquilloso que el segundo— para dejar al conjunto de Dani Vidal cariacontecido. Los granas amagaron con una gesta tras un golazo de Víctor Narro, pero la agonía fue decepcionante porque faltó mucho fútbol para generarle dudas a un líder que llegaba con ellas, pero que se fue convencido de que tiene el ascenso más cerca que nunca.

El Nàstic, por su parte, debe centrarse en el play-off, que será su camino para subir. Debe estar en él, y para eso no puede fallar en casa, donde le quedan tres partidos.

La Cultural Leonesa había dibujado un ambiente imponente en su Reino de León. Los de Raúl Llona eran conscientes de que ese partido era un arma de doble filo: un paso de gigante hacia el ascenso directo en caso de victoria, o meterse en un buen lío en caso de derrota.

Con el objetivo de reventar el grupo I de la Primera RFEF, compareció un Nàstic que podía ponerse a solo cuatro puntos del ascenso directo con cinco jornadas por delante. Para la ocasión, Dani Vidal apostó por un once de gala a estas alturas de temporada. En él solo hay lugar para un delantero, así que Antoñín Cortés fue titular y Pablo Fernández se quedó en el banquillo. Para un partido tan intenso y largo, eso era un as bajo la manga.

La primera parte tuvo muchos partidos dentro del partido. Ambos equipos atravesaron fases de dominio en las que se sintieron más cómodos, pero coincidieron en un hecho: no lograron mover el marcador.

El Nàstic quiso salir al Reino de León sin complejos. Apostó por tener la pelota y bajar el ritmo del encuentro con ella en sus pies. Así evitaba una salida en tromba de la Cultural ante su afición. Lo cierto es que lo consiguió, porque el primer cuarto de hora grana fue positivo. El equipo de Dani Vidal domó la pelota y la Cultural se limitó a plantarse en un bloque bajo con el que invitaba al Nàstic a asumir riesgos, pero los granas no cayeron en la trampa. Tenían claro que en el riesgo estaba la daga. Eso sí, la Cultu tuvo una de las más claras de la primera mitad con un disparo de Chacón en el minuto 10 que pasó rozando el larguero.

Tras ese primer tramo, llegaron los minutos de mayor sufrimiento para los granas. La Cultural comenzó a instalarse en campo contrario, a ganar más duelos, y el Nàstic no conseguía tener posesiones largas.

El partido entró en un ida y vuelta que beneficiaba mucho más a los locales. Sin embargo, el conjunto de Dani Vidal logró salir ileso de esos minutos de peligro, y las malas noticias llegaron en forma de lesiones... pero para el líder. A la Cultural se le cayeron de golpe su referente defensivo, Satrústegui, y su delantero más letal, Manu Justo.

Dos lesiones en la Cultural

Coincidiendo con esas dos lesiones, el Nàstic volvió a apoderarse del cuero e instalarse con mayor regularidad en el terreno de la Cultural Leonesa. Solo le faltó mayor poso y precisión en los metros finales, porque el conjunto grana no logró fabricar ni una sola ocasión de gol en toda la primera mitad. Ese era su gran debe de cara a la segunda. En defensa debía seguir igual, pero en ataque debía ofrecer algo más.

Ya en la segunda mitad, el Nàstic vio cómo el partido se le escapaba sin apenas esperarlo. La Cultural no le estaba generando demasiado peligro, pero encontró desde el punto de penalti su desahogo y el hundimiento grana. Domínguez Cervantes, árbitro malagueño que en la primera parte ya había dejado claras evidencias de que no iba a pasar ni una, pitó penalti por un agarrón de Antonio Leal. ¿Era penalti? Sí. ¿Hay agarrones así de manera constante durante todo un partido? También.

Antón Escobar tomó la responsabilidad y superó a Rebollo con un lanzamiento magistral. La pelota entró por la escuadra derecha, y de nada sirvió que el portero onubense adivinase el lado.

Al Nàstic le sentó mal el gol porque no lo esperaba. La Cultural olió sangre y encontró el premio otra vez en el interior del área. Joan Oriol derribó a Chacón tras un golpe de cintura que dejó seco al capitán. Domínguez Cervantes, que no dudó en la primera acción polémica, menos lo hizo en la segunda. Otra vez tomó el balón Escobar y otra vez superó a Rebollo. De nuevo lanzó a la derecha del onubense, pero esta vez por abajo.

El 2-0 fue un golpe directo al mentón del Nàstic. En apenas diez minutos se le había escapado el partido de las manos. Todo lo bueno que había hecho en la primera mitad se fue al traste con dos penas máximas. Solo un gol podía revivir a los granas, y no tardó demasiado en llegar. Víctor Narro, en estado de gracia, se fabricó una de esas jugadas que saben a plata y soltó un misil a la escuadra ante el que nada pudo hacer Bañuz. Con pocos minutos por delante, sobraba tiempo para rascar algo en la guarida del líder.

Un decepcionante final

El Nàstic, que acabó el partido con Pablo Fernández y Antoñín Cortés en la doble punta de lanza, no encontró premio porque le faltaron argumentos futbolísticos para someter a la Cultural en los minutos finales.

El conjunto grana no supo hurgar en las dudas que se le podían haber planteado a un líder que llegaba al partido con solo una victoria en los últimos siete encuentros. Ahora sí, el ascenso directo se aleja de manera prácticamente definitiva. Son diez puntos de diferencia con cinco jornadas por delante. Se necesita un milagro que es casi imposible. Pena máxima.

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