La Masía es una de las mejores academias futbolísticas del mundo. En el templo azulgrana se han forjado jugadores que han acabado convirtiéndose en algunos de los nombres más míticos de la historia de este deporte. Jugadores como Messi, Xavi, Iniesta o Guardiola han pasado por las diversas etapas formativas que allí tienen lugar hasta convertirse en referentes absolutos. Y no sólo se adquieren conceptos y mecanismos tácticos, sino que también se reciben valores morales y deportivos que van más allá del fútbol. Aspectos como el respeto al rival, el compañerismo o saber perder -y ganar.
La evolución ideal de un jugador de La Masía finaliza con el debut en el primer equipo del club, sin embargo, son tantos los jugadores que pasan por allí cada año y la competitividad existente, que no todos pueden hacerlo. Por el camino se quedan jugadores que no consiguen jugar junto a Messi y compañía, algunos lo hacen por falta de talento y otros porque prefieren buscarse la vida en otro club. También hay un grupo de jugadores que a pesar de todas las adversidades posibles deciden seguir en el Barça e intentar materializar el soñado debut en el Camp Nou, aunque luego no tengan su futuro asegurado. En este segundo grupo podemos ubicar un nombre propio, un deportista tarraconense que sabe como nadie en qué se basa la cultura del esfuerzo: Marc Bartra.
El jugador catalán llegó a la disciplina azulgrana en 2002, con 11 años. 8 años más tarde, Pep Guardiola, siempre favorable a subir jugadores de La Masía emulando su caso particular, le dio una oportunidad inmejorable en el año 2010. Bartra debutó ante el Atlético de Madrid cuando aún era jugador del Barça B. Ese mismo año también se estrenó en la máxima categoría del fútbol europeo: la Champions League. En el año 2012, se materializó su incorporación a la disciplina de primer equipo, pero no consiguió apoderarse de la ansiada titularidad. Su juego irregular, intermitente debido a la falta de oportunidades, invitó al jugador a tomar una decisión sobre su futuro profesional.
Bartra, tuvo que abandonar el Barça y puso rumbo a Alemania, para incorporarse a uno de los clubes más carismáticos y populares del territorio: el Borussia Dortmund.
Fue en esta etapa cuando el futbolista creció más como profesional, y consiguió sumar títulos lejos de la calidez de la disciplina azulgrana. Sin embargo, Bartra siempre ha tenido una idea en la cabeza: volver a residir en su territorio para poder mostrar su talento en una Liga que domina como es la española. También para contar con más minutos en el combinado nacional.
El 30 de enero de 2018 abandonó la disciplina aurinegra, ya que fue seducido por el nuevo proyecto bético. Desde ese momento, Bartra se ha hecho con la titularidad indiscutible en la línea defensiva del conjunto andaluz. De su etapa titubeante en el club azulgrana, a la titularidad en el fútbol de élite bajo las órdenes de Quique Setién. Sin embargo, no todos los elementos son positivos, ya que el Betis está mostrando un juego irregular esta temporada, pocas veces parte como favorito en sus choques como muestra la página web de apuestas de fútbol Betway, pero sí que tiene una idea de juego clara.
Esta se basa en el control del balón y la posesión, y Bartra es uno de los estandartes de este estilo de juego, de la salida de balón higiénica y de la clase en la conducción. De hecho, los números del Betis sin Bartra son especialmente alarmantes. Cuando el futbolista de Sant Jaume dels Domenys no se encuentra sobre el terreno de juego, el Betis sufre. En total, el jugador ha disputado esta temporada 41 duelos con la camiseta verdiblanca, por lo tanto, es uno de los jugadores habituales de los esquemas del entrenador. Cuando el futbolista no ha disputado ningún minuto, en un total de 8 partidos, el Betis suma un balance de sólo una victoria, cuatro empates y tres derrotas. Una de estas derrotas tuvo lugar en el derbi ante el Sevilla. Su ausencia en este partido fue muy discutida por los seguidores, y viendo el resultado, las críticas parecen justificadas.
Además, cuando el jugador no ha estado presente sobre el césped, el Betis ha encajado un total de 14 goles. Su proyección como futbolista y su conversión en uno de los referentes del beticismo hacen prever que su titularidad indiscutible será próximamente blindada. Una historia de superación y ambición personal, que ha acabado con final feliz.
