Lo han comparado con James Bond pero sin Aston-Martin. «Mi nombre es Hernàndez, Daniel Hernàndez, con tilde hacia la izquierda». Mientras la gente se aburría durante la pandemia con restricciones de movilidad, han trascendido algunos detalles de su doble vida en ambientes antisistema de Barcelona.
Lo sabemos porque el primero de este mes fue ‘mordido’ (en el argot policial, descubrir un topo) y cinco activistas lo han acusado de abusos sexuales y tortura. Clara, a quien manifestamos nuestra solidaridad, expresa que, desde que sabe que era un miembro de la seguridad del Estado, sufre angustia al ver un uniforme de policía. Y la cuestión que planteamos es si el juez admitirá la querella por considerar indicios de violación múltiple en aquellas intensas jornadas que pasaron entre algodones.
La historia del agente 008 con licencia para amar es rosa con un fondo gris. A pesar de no tener el físico de Daniel Craig, lo destinaron a los servicios de Inteligencia por su don de gentes. Tenía treinta años cuando fue destinado a infiltrarse en el barrio de Sant Andreu de Palomar en donde aterrizó en junio de 2020.
Aunque llegó enclenque, se apuntó al gimnasio y al equipo de fútbol, se hizo un cachas, se peinó con cresta, tatuó su cuerpo con símbolos anarquistas y se hizo popular en el barrio haciendo barbacoas y dándose bofetadas con sus compañeros de la policía catalana.
La tesis de las cinco mujeres que mantuvieron relaciones sexoafectivas, llegó a conocer a los padres de alguna, es que la Ley del solo sí es sí –no estaba vigente– considera abusos sexuales cuando no hay un consentimiento expreso de la mujer, y dicha aquiescencia estuvo viciada por error en la identidad de la persona.
Y citan el precedente inglés de Mark Kennedy, casado, con dos hijos, infiltrado en movimientos ecologistas que se acostó con una decena de mujeres. A la que convivió seis años con él la han indemnizado con 220.000 euros, pero no por abusos, sino por negligencia in vigilando de sus superiores.
Para justificar la denuncia afirman una hipótesis como un hecho comprobable, y es que, ‘si hubieran sabido’ que el agente era un espía, no le hubieran preparado un cóctel agitado, pero no revuelto, se hubieran colocado y fundido con su cuerpo musculoso y moldeado como en las viejas películas de Bond.
Ya que, en las recientes, como dijo el director de Instinto básico, el puritanismo evita cualquier escena de sexo explícito mostrando el temor de las nuevas generaciones. Mentir como un bellaco es una inmoralidad, pero ninguna ley mundana lo prohíbe expresamente. No es ningún ilícito en sí mismo, salvo en determinados lugares, para ciertas personas o con finalidades tasadas.
En la esfera civil, la buena fe en las obligaciones implica actuar de forma honesta y son nulos los contratos cuando el consentimiento está viciado. Y se han anulado matrimonios civiles por ocultar no tener interés por el sexo o simular ser médico o ingeniero industrial.
En la criminal, un testigo comete perjurio si falta a la verdad. Y engañar forma parte de delitos como la falsedad documental, la estafa o de simulación de identidad cuando, a través de la mentira, se consigue un beneficio patrimonial. Y está el ‘derecho a mentir’ que tienen los acusados para no incriminarse.
Y también la ‘obligación de mentir’ si el agente quería preservar su integridad, pues está en los manuales de primero de espionaje creerse realmente que eres esa otra persona. Un espía responde penal, civil y disciplinariamente por lo que ha hecho bajo la identidad supuesta, pero no por su falsa identidad dada por resolución del Ministerio del Interior.
De hecho, El lobo, un agente que fue laureado por las vidas que salvó, mantuvo relaciones con terroristas etarras en los años setenta y aún preserva su identidad con gafas oscuras, peluquín y barba postiza.
Si se resolviera la admisión a trámite, la Ley del solo sí es sí pasará a ser la del solo sí fue sí según cuándo. Y todos y todas tendremos como Daniel la edad de Cristo. Así pues, olvídese de despojarse de la alianza de compromiso para ligar, recuerdo que Ferran Adrià confesó que ocultaba en la discoteca que era cocinero.
A nuestro parecer jurídico estamos ante un absoluto delirio social sin precedentes que está provocando un profundo daño en las relaciones afectivas entre ambos sexos, sobre todo entre los jóvenes.
Otro tema es, en el terreno sentimental, el dolor o la amargura de saber que has estado durmiendo con tu enemigo. La cuestión nos lleva a lo que llamamos estafa emocional. ¿Quién, hombre o mujer, no se ha sentido desengañado alguna vez si hubiera sabido ponga usted aquí lo que quiera?
Ahora bien, una cosa es sentirte defraudado por haberte entregado a alguien de corazón y otra, nada recomendable para la salud, devolverse los anillos, vomitar los sentimientos, llenarse de rencor y buscar venganza retirándole el velo.
Nadie debería arrancar las hojas dulces de su biografía, aunque estén borrosas algunas imágenes. De hecho, Daniel yació con ocho activistas, pero en círculos independentistas no se descarta que hayan sido muchas más. Así que la inmensa mayoría han preferido dejar lo que sucedió con el espía que me amó solo para sus ojos, y que lo que pasó, pasó, entre tú y yo.