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Los virus del Nilo Occidental y Crimea-Congo

14 agosto 2024 19:21 | Actualizado a 15 agosto 2024 07:00
Ignacio López-Goñi
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Los casos de infecciones por los virus del Nilo Occidental y el de Crimea-Congo han aumentado en España. Debido a las zonas geográficas que incluyen sus nombres, hay quien ha relacionado su mayor incidencia con la llegada masiva de migrantes, pero esta idea es errónea. Veamos por qué.

El virus del Nilo Occidental se denomina así porque se aisló por primera vez en 1937 en el distrito de West Nile, en Uganda. En los años 50 se aisló también de mosquitos, aves y humanos en Egipto. Poco tiempo después se produjeron los primeros brotes en Israel y desde los años 60 se detecta en Europa.

Los brotes han ido creciendo en extensión y virulencia, y en 2018 se produjo el mayor brote en Europa con más de dos mil casos en humanos.

En 1999 el virus llegó por primera vez a América y se extendió de forma explosiva por todo Estados Unidos, México, Canadá y países del Caribe.

Actualmente el virus está presente en todos los continentes salvo en la Antártida. El primer caso español se detectó en 2004, pero el mayor brote ocurrió en 2020 con 77 infecciones y ocho muertes. Este año 2024 ya se han diagnosticado 17 casos, con dos fallecidos en la provincia de Sevilla.

En España el virus ya es endémico. Los datos moleculares y epidemiológicos sugieren que la primera introducción de este virus en la región del Mediterráneo occidental posiblemente fue a través de aves migratorias.

Actualmente están presentes en España dos linajes del virus: el linaje 1 en el centro y sur peninsular y el linaje 2 en la zona nordeste. El virus no necesita nuevas introducciones desde otros territorios para producir nuevos brotes, dado que se mantiene la circulación de forma endémica en la península ibérica.

El virus del Nilo Occidental se mantiene en la naturaleza entre mosquitos (del género Culex), que actúan como vectores, y aves silvestres, que actúan como reservorios o almacén del virus. En la mayoría de las ocasiones este ciclo biológico del virus pasa inadvertido, pero pequeños cambios climáticos y ambientales pueden provocar un aumento de la población de mosquitos y una mayor circulación del virus.

En estos casos, el virus puede acabar ‘desbordándose’, infectando a otros animales, en concreto a caballos y humanos, pudiéndoles causar enfermedad. Sin embargo, el virus en estos hospedadores “accidentales” no se multiplica suficientemente, aunque puede causar la enfermedad. Por ello, caballos y humanos actúan como hospedadores finales o “fondo de saco”, por lo que no pueden transmitir la infección. El virus del Nilo Occidental no se transmite por tanto entre humanos, excepto en casos de transfusiones de sangre o trasplantes de órganos.

La mayoría de las infecciones humanas son asintomáticas. Menos del 20 % presentan síntomas leves e inespecíficos como fiebre, fatiga, náuseas, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor muscular y debilidad. Menos del 1 % de los casos clínicos provoca meningitis o encefalitis, que en algunos casos pueden desembocar en coma o incluso la muerte.

Los pacientes de mayor edad y con enfermedades preexistentes como inmunodeficiencias tienen mayor riesgo de sufrir esta forma grave de la enfermedad. A nivel veterinario, este virus puede llegar también a causar enfermedad grave, incluso mortal, en los caballos. En las aves depende de la especie: mientras que muchas son resistentes a la enfermedad (pollos y pavos), otras como gansos, córvidos y algunas rapaces son altamente susceptibles y sufren tasas de mortalidad elevadas.

El curioso nombre del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo deriva de las dos regiones en las que se detectó por primera vez. En 1945 se detectó un brote de una nueva enfermedad hemorrágica que afectó a 200 militares soviéticos en la península de Crimea. Por otro lado, en 1956 se describió una enfermedad similar en varios pacientes de la República Democrática del Congo y de Uganda. Diez años más tarde se confirmó que los virus causantes de estos dos brotes, separados por varios miles de kilómetros y con más de diez años de diferencia, eran en realidad el mismo, así que se decidió incluir ambos orígenes en el nombre del virus.

El virus de Crimea-Congo se transmite por garrapatas, principalmente del género Hyalomma y puede infectar tanto a humanos como a animales, incluyendo mamíferos y aves. Es el virus transmitido por garrapatas con una distribución geográfica más extensa. Es endémico en gran parte de África, Asia, este de Europa y Oriente Medio.

Se calcula que cada año se producen entre 10 000 y 15 000 infecciones, de las cuales unas 500 son mortales.

Desde 2010 el virus se detecta en garrapatas en el suroeste de España y en 2013 se produjeron los primeros casos humanos en el país. Desde entonces ha habido algunos casos esporádicos, pero este año 2024 ha fallecido una persona en Salamanca (la quinta desde 2010). Es especialmente preocupante por la expansión geográfica de las garrapatas, por la alta tasa de mortalidad que puede llegar a provocar y porque no hay vacunas disponibles.

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