El inicio del periodo electoral nos ha llevado hasta nuestros hogares un debate cara a cara falto de exposición de programa electoral y de promesa de gestión de políticas públicas.
Testosterona en estado puro. Con esta frase se podría resumir este debate realizado por los dos partidos mayoritarios que ocupan el arco parlamentario.
Un éxito de Atresmedia que no se podrá saber bien el rédito que tendrá en el voto. A nivel de Ciencia Política no existe una proliferación de estudios que demuestren la poca o mucha incidencia de este tipo de actos en el comportamiento electoral del ciudadano llamado a las urnas. Sin embargo, está claro que algún tipo de influencia existe.
Centrándonos en el debate, empezaré el análisis político desde una perspectiva espacial. Al fondo, la Moncloa, símbolo del futuro próximo que está en juego. Los dos candidatos cara a cara. Bajo una mesa en color blanco. Como en tiempos de los romanos, donde los Senadores, para diferenciarse del resto, iban vestidos de blanco. La mesa, blanca, equidistante el uno del otro, todo neutral, como su color, símbolo del debate.
Con respecto a los candidatos, todo muy estudiado y con calificación de buena nota. Los dos vestidos de azul, color que, como ya he indicado en otros artículos, transmite hacia el elector confianza. Y, para que todo el mundo lo tuviese claro, las corbatas transmitían a que partido pertenecía cada uno: roja para los socialistas, azul para los populares.
Las corbatas transmitían a qué partido pertenecía uno: roja para los socialistas, azul para los populares
Su lenguaje corporal demostró lo siguiente: Pedro Sánchez sabedor de los aires que está tomando la política desde hace algún tiempo, intentó a toda costa defender su terreno sin darse cuenta de que quedaba a flote su nerviosismo por perder la Presidencia de Gobierno. Espacio personal que, al igual que hizo en otro famoso programa en plena precampaña, invadía, al contrario, en clara alusión, de intimidación hacia el adversario. Con ello quería conseguir una reacción negativa por parte de su oponente y que éste tuviese alguna salida de tono. Pero en este caso, no le salió bien la planeada jugada. Solo demostró su nerviosismo y, además, resaltaba la tranquilidad de su oponente. Un gallego con templanza. Una de las cualidades más estudiadas y valoradas en Ciencia Política desde que los griegos empezaron a reflexionar sobre este tema.
Con respecto al discurso, poco que añadir a lo ya comentado en todos los medios de comunicación. Se interrumpían tanto que poco se puedo extraer. Como buena aficionada a la filosofía política y mencionando a uno de los grandes en este saber, Aristóteles, éste siempre apelaba al concepto del ‘termino medio’ como el lugar virtuoso del hombre. Pues bien, trayendo el pasado al presente y situándolo en el discurso me quedo con la frase pronunciada por Feijoó en un momento del cara a cara: «los extremos bloquean pero no gobiernan» en clara alusión al resumen de este último mandato.
El nuestro es un sistema parlamentario proporcional. Es decir, tienen cabida grandes y pequeños partidos políticos. La prueba está en el debate electoral celebrado el día 13 de julio en TVE con los portavoces parlamentarios que tienen grupo propio en el Congreso. Nada que ver con el tono del debate cara a cara.
El resumen de este segundo debate televisivo, menos bronco, más cercano a los problemas actuales de los ciudadanos dejó frases como: «Votar que se vote, aunque nos parezca peligroso» o «el buenísimo ecológico no beneficia ni a ganaderos ni a pescadores», pronunciadas por dos portavoces de los llamados partidos minoritarios que, de verdad me llamaron la atención.
Con respecto a ‘Sumar’ la templanza que exhibió es digna de destacar. No así el discurso. Falto de defensa de una controvertida ley, tema de debate asegurado, que no supo defender. Esto por destacar algunas de las actuaciones de los diferentes parlamentarios que conformaron el acto de debate del día 13 de julio. Nada que añadir respecto de los dos parlamentarios que representaban a las dos formaciones políticas mayoritarias: en resumen: todos en su linea.
El 23 de julio sabremos si estos debates han ayudado a superar la indecisión de gran parte del electorado o la abstención habrá ganado buena parte de la partida.
