Todo empezó el pasado 2 de febrero. Menos mal que no fue el 14, el día de San Valentín. Apareció un globo sobre el cielo de los EEUU de América. Pero después aparecieron tres más, uno en Alaska, otro sobre la región de Yucón de Canadá, otro también sobre los EEUU sobre el lago Hurón, en Michigan. Y finalmente un quinto globo añadía una nota más exótica y de colorido al aparecer sobre Colombia, tal vez para intentar que los chinos aprendan a bailar la cumbia.
El primero y el último eran auténticos globos, pero un poco especiales, dado que se dijo que el primero tenía una dimensión equivalente a dos autobuses. Parecían muy pacíficos y pasaban «despacito», como la canción, como si fueran saludando. Pero en realidad no eran unos globos de cumpleaños infantil, porque si caían en la cabeza de alguien le quedaba un dolor de por vida. Los americanos empezaron a mosquearse al ver que el globo reconocido por todas las partes como chino estaba pasando por Montana, que alberga precisamente una gran cantidad de silos nucleares.
El objeto no identificado de Alaska y el del Canadá parecían llegar del frío. Pero en este caso, a diferencia del primer globo avistado en los EEUU, nadie ha reclamado su paternidad. Los chinos sí la reclamaron en cuanto al primero y además se disgustaron mucho cuando un caza americano lo derribó sobre el mar. Los chinos debieron pensar que los americanos eran unos maleducados tratando así lo que para ellos era un regalo de cumpleaños. Pero los americanos pensaron y se dieron cuenta de que en realidad en los silos nucleares de Montana no acostumbran a celebrar fiestas de cumpleaños.
Los objetos no identificados de Alaska y Canadá no eran propiamente globos, y sus dimensiones eran más reducidas y como las de un coche. Pero tampoco podían ser regalos de aniversario porque también y como los globos propiamente dichos si caían durante una fiesta el dolor de cabeza sería también importante.
Cinco globitos suena e incluso se escribe igual que cinco lobitos menos una letra, la primera. Aparte de una canción, da el nombre a una película recientemente galardonada con algún Goya y ambientada en el País Vasco. Pero la película más galardonada fue As Bestas, con argumento gallego. Pero Alcarràs, con argumento catalán y con 11 nominaciones a los premios Goya, no obtuvo ninguno. Resulta curioso. Se supone que aquí en Cataluña habrá ya quien haya pensado que puede haber una posible larga mano que lo haya impedido, tal vez del poder judicial, tal vez Marchena o LLarena, que son palabras a las que les ocurre lo mismo que con lobitos, globitos, es decir, que riman perfectamente, y aunque no tengan nada que ver con el cine, o incluso la culpa podría ser de algún policía infiltrado como actor. Ya se sabe que en España se acaba judicializando todo, incluso lo más simple, y el motivo es fácil de entender: el comienzo de la demanda o de la denuncia sirve para unos bonitos titulares y además gratis. Pero muchas veces las sentencias no gustan. Es la vida del derecho. Pero se debe recordar que Alcarràs fue la película elegida por la Academia de Cine Español para representar a España en los Óscar.
Pero volviendo de los cinco lobitos a los cinco globitos, es lo cierto que hace décadas en el cielo solamente volaban los ángeles, que podían ser blancos o negros. En Europa en general eran blancos. Por ello ya en los años 50 y 60 del siglo pasado el cantante Antonio Machín cantaba una canción titulada precisamente Angelitos negros y decía refiriéndose a un pintor: «Siempre que pintas Iglesias, pintas angelitos bellos, pero nunca te acordaste de pintar un ángel negro. Pintor, si pintas con amor, por qué desprecias su color, si sabes que en el cielo también los quiere Dios». O sea que el asunto viene de lejos.
Pero ahora los ángeles blancos o negros tienen mucha dificultad para volar por los cielos porque allí hay de todo, incluso globos, objetos no identificados e incluso también basura espacial dando tumbos las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año.
E incluso en algún lugar de Europa, por tanto cercano, debe ser más difícil para los ángeles porque todo el día se pueden encontrar con misiles en todas las direcciones que además ni saludan ni son objetos de regalo para fiestas de cumpleaños y tampoco deambulan lentamente. En algún país europeo los ángeles negros y blancos tienen que volar ya muy cerca de la luna y las estrellas y los globos tampoco es conveniente que se dejen ver. Y, como dice la canción: «Cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos, detrás de la escoba...».