¡Vaya por Dios! El problema de la mesa se trasladó a las sillas. El verdadero conflicto no está, sin embargo, en los participantes, ni en los temas, sino en la desconfianza.
Junts ha expresado desde el principio su malestar por la Mesa del Diálogo por activa y por pasiva, y ERC se cansa del marcaje a que le somete su socio. Falta confianza entre ellos y también con Pedro Sánchez.
Quienes se sientan a una mesa, como la del Diálogo, si quieren que tenga algún fruto no deben ir prisioneros del miedo a ser engañados. No les vaya a ocurrir como a aquel loco que tenía pavor a que el vecino del piso de abajo le disparara a través del techo, motivo por el cual se subía a una mesa para protegerse mejor. Tanto lo hizo que acabó creyéndose una tetera.