En el artículo del mes pasado repasábamos la grotesca sesión de la moción de censura de Vox protagonizada por Ramon Tamames (alguien se acuerda un mes después?). En el mismo destacaba la intervención muy pensada y organizada de Yolanda Díaz con un discurso institucional destinado a fortalecer su perfil de candidata a la presidencia del gobierno.
Poco después en Semana Santa se produjo la presentación en público de la plataforma impulsada por Díaz SUMAR en un acto en el que las ausencias hicieron más ruido que los apoyos.
Y es que el partido desde donde Yolanda Díaz había alcanzado el congreso primero y el gobierno después se ha lanzado a una campaña soterrada por el espacio a la izquierda del PSOE ante el miedo a la irrelevancia.
Lo que no calcula bien el líder en la sombra y las principales dirigentes del partido morado es que si se envuelven en una lucha fratricida por el poder, lo único que van a conseguir es abrirle a la derecha española una vía rápida para acceder a la Moncloa en diciembre que viene.
Y es que los ciudadanos están hartos de que nuestros políticos se envuelvan en absurdas y vacías polémicas tras la que desgraciadamente (y aquí le voy a dar la razón a Díaz en su entrevista con Evole) sólo está «el interés de qué escaños vamos a repartirnos, cuantos cargos y asesores podemos nombrar y si podemos alargar nuestra carrera pública a sueldo y gastos pagados...».
Pero no sólo eso: al contrario que en la derecha donde las luchas fratricidas duran 48 horas (Pablo Casado tardó dos días en ser decapitado y enterrado políticamente en su intento de eliminar a Ayuso ) los votantes progresistas le ponen más análisis y reflexión a todo en general. La falta de escrúpulos histórica de la derecha en el ejercicio del poder se contrapone con la tendencia a acomplejarse de la izquierda cuando lo toca.
Con lo que este espectáculo de pedir unidad a «tortazo limpio» no sólo puede deprimir sino lo que es más grave para los intereses de avance progresista el peor efecto es desmovilizar a los votantes de izquierda que hartos decidan quedarse en casa.
Harían muy bien Irene Montero e Ione Belarra en cambiar su pose y actitud de «despechadas» en algo más constructivo y con mayor responsabilidad de país.
También y tras escucharla en su primera aparición como líder de SUMAR hay que pedirle a Yolanda Díaz varias cosas:
1/Que concrete un poco mejor su programa electoral ya que de momento sólo hemos escuchado buenas intenciones pero poco definidas. Por ejemplo que haría con la asistencia sanitaria primaria que definió «como uno de los ejes de mi proyecto»,
O a que derechos se refería cuando afirmó que se comprometía a ampliarlos o finalmente cómo se articula en la Política concreta «trabajar menos para vivir mejor».
2/Que insista en dialogar y dialogar con sus excompañeros para intentar que el ruido y los decibelios no ahoguen la esperanza y aplicar lo que proclamó en su presentación «La política con mayúsculas es acordar».
3/Que está bien que afirme que «no soy de nadie» pero que recuerde que sí hay mucha gente que la sigue y eso es una responsabilidad.
4/Que todo esto sumado puede llevarle a su deseo de ser la primera Presidenta del gobierno español. Por cierto, su anuncio al más puro estilo norteamericano, me produjo cierto sonrojo.
Para Iglesias y l@s suy@s sólo les faltaba que el CIS –articulado en cierta manera por Sanchez– haya publicado un sondeo incluyendo por primera vez la intención de voto de SUMAR asignándole ni más ni menos que un 10,6% frente a un 6,7% de Unidas Podemos.
El 28 de mayo veremos si Yolanda sabe sumar con cabeza. Del partido morado poco podemos esperar más:parece que han entrado en barrena en un proceso de desintegración que quizás se lleve a Sanchez por delante.
