Chanel Terrero conseguía un podio en el festival de música más importante del continente europeo. A semejanza de un partido de fútbol de la selección o una final de Champions, anoche los 12 puntos que otorgaba el jurado profesional a España se celebraban con gritos de alegría y sorpresa en casas, balcones, pubs, plazas o cines, como es en el caso de Olesa de Montserrat, ciudad donde creció Chanel Terrero nuestra representante antes de mudarse a Madrid para dedicarse a los musicales.
En mi artículo anterior previo al festival ya comenté que Reino Unido, Suecia y España eran firmes candidatas a ganar y que Ucrania se llevaría el micrófono de cristal como vencedor de la 66 edición del festival de Eurovisión y todo ello gracias al voto popular. El jurado profesional lo situaba en un 4 puesto, pero la gente en sus casas quería de una manera o otra hacerles llegar a l@s ucranian@s que estábamos con ell@s y aunque la canción seguramente no les convenció mucho, eso era lo de menos, querían hacerles llegar su solidaridad. Los Kalush Orchestra recibieron 631 puntos, 439 del televoto y 192 del jurado, 28 países les otorgaron 12 puntos, (entre ellos España) y es que, como siempre se ha dicho: las desgracias unen.
Pero vayamos a la actuación de Chanel que no dejó indiferente a los casi 40 países que votan en el festival, los 25 de la final y los que los países que se quedaron en las semifinales (228 de televoto y 231 del jurado), la máxima puntuación histórica de una candidatura española y sólo 6 puntos nos separaban de la segunda candidata Reino Unido.
Hasta 8 países nos dieron los 12 points (la máxima puntuación) y eso no ocurría hace ya muchos años. Espero que a partir de hoy no se vuelva a decir eso de «solo se votan los vecinos» porque que yo sepa a España no nos han salido, de golpe y porrazo, a parte de Portugal, vecinos como Suecia, (que jamás había dado la máxima votación a Spain), Macedonia del Norte, Malta, San Marino, Armenia, Irlanda, Suecia o la «cercana» Australia. No señoras y señores, este año RTVE llevó los deberes bien hechos y presentó una canción que no pasó desapercibida entre los participantes de la gran final y que su representante defendió con garra, poderío y presencia escénica y como no, con una coreografía digna de las mejores divas del pop internacional y eso se traduce en puntos.
Ahora mi otra pregunta es: ¿en la próxima edición del Benidorm Fest, de donde saldrá el represente de RTVE al festival del 2023, seguirá el jurado profesional votando el 50% y el resto el voto popular? ¿O como este año y después de las quejas y amenazas recibidas por parte de una población, que parece que les iba la vida, la no elección de las Tanxugueiras o de Rigoberta Bandini? Hay que recordar que en ediciones donde el voto era exclusivamente popular ganó el Chikiliquatre dejando en tercera posición a la Casa Azul con el temazo La revolución sexual. Mi humilde opinión es que ser fanático de una canción no te da el poder de la razón absoluta y esa pasión desmedida por algo, no te hace ser el mejor juez; si lo trasladamos al fútbol tod@s los fanátic@s en la grada son grandes entrenadores y harían sus acciones seguramente muy diferentes a las que el entrenador (máximo responsable) ha elegido.
Vuelvo a repetir, el festival de Eurovisión, pese a ser denostado por muchos, sigue ahí, siendo el programada de televisión no deportivo más visto. Seguramente en esta edición los récords de audiencia en nuestro país superaron al año de Rosa López y es que la gente en sus casas quiere ver ganar a su país y como tenemos mal perder, cuando no nos votan salen siempre los comentarios típicos de los cuñados en la cena de Navidad: esto es todo política, se votan los vecinos, nos tienen manía. Espero que ese ‘San Benito’ este año, por fin, desaparezca y se asuma que cuando se lleva una buena propuesta como SLMO de Chanel y su magnífico grupo de baile, los resultados son los que vimos la noche de sábado. Y recuerden que el festival de Eurovisión es un programa de televisión que pretende dar a conocer a cantantes y compositores de otros países de la UE, que la gente se divierta y que al acabar de verlo la gente baile y cante y no se que reúnan para darse palos como sucede en el mundo del fútbol; a ellos se les llama hinchas enfurecidos, a los eurofans que por el contrario disfrutan de este evento, se les llama frikis. No acabo de entender que, si no te gusta el certamen, no hace falta que lo veas, cambias de canal y santas pascuas, así de fácil.
Si la noche del sábado ustedes se sentaron delante de la tele y disfrutaron de las canciones, si criticaron algunas o alabaron a otras, si comentaron los vestuarios, o la puesta en escena, si gritaron con los 12 points para Chanel o se desilusionaron cuando algunos de los países, como Italia, no nos dio ni un solo voto... el objetivo del festival está más que conseguido. En unos días estaremos hablando del calor que está haciendo o de dónde iremos de vacaciones y a esperar al 2023, cuando de nuevo el festival de Eurovisión nos dará más sorpresas y «eurodramas». Hasta entonces disfruten de la música y de la vida.