Hace unos días el diario ‘El Mundo’ publicó un reportaje en el que explicaba que los soldados rusos están utilizando patinetes para lanzarse contra las tropas ucranianas. Sí, patinetes como los que invaden nuestra ciudad. Es fácil imaginar a Gila, teléfono en mano y un casco en la cabeza: «¿Es el enemigo?»... «A ver si nos presta una batería que se nos ha descargado el patinete del comandante». Hilarante, si no fuera porque hablamos de una guerra real.
Otro reportaje, este de la revista ‘Pronto’, enumeraba las compras más absurdas que han hecho los famosos. El rapero Kanye West, por ejemplo, hizo instalar en su mansión cuatro retretes de oro macizo. Le costaron 700.000 euros. Paris Hilton, la multimillonaria heredera de la cadena de hoteles, ha construido en su jardín una casita de dos plantas con muebles de diseño y piscina propia para... sus siete perros. 325.000 euros de nada. La influencer Kim Kardashian pagó ‘solo’ 10.000 euros por unos cubos de basura con el logo de Louis Vuitton. De vergüenza ajena. Caprichos de gente que tiene tanto dinero que no sabe cómo gastarlo.
Para caprichos, el de Bono, de U2. Iba a actuar en Módena (Italia) pero se dio cuenta de que se había dejado su sombrero en casa. A ‘grandes problemas’, grandes soluciones. Le pagó un billete de avión en primera clase al sombrero desde Londres a la ciudad italiana. Sin comentarios.