En su discurso de fin de año de 1999, Boris Yeltsin anunció por sorpresa su retirada y la designación como sucesor de Vladimir Putin, para que Rusia entrara con otro mandatario en el inicio del nuevo siglo y milenio.
Cuando el nuevo zar tomó posesión, Yeltsin esperó en vano durante todo el día una llamada telefónica de gratitud que Putin no se molestó en hacer. Desde entonces gobierna el país y se encargó de cambiar la Constitución para ocupar el cargo hasta 2036.
Sus opositores han fallecido en extrañas circunstancias. Navalni, el más conocido, en una lejana cárcel; otros fueron tiroteados o envenenados. Prigojin, jefe del grupo de mercenarios Wagner que le ayudó en la guerra de Ucrania, acabó desafiándole y murió en accidente de aviación.