Leo en La Vanguardia una entrevista de Victor Amela a Josep Coll, con quien coincido de apellido aunque no en aficiones: su ilusión es ir en moto (lleva 35.000 km) y tocar en una banda de rock.
En creencias, cree en su startup. Sus clientes son quienes quieren lavar su imagen porque «la reputación –dice– es el nuevo petróleo».
La reputación no sé si puede lavarse, pero debe labrarse. Es el caso de varios escritores con comienzos difíciles. Gironella anduvo mostrando Los cipreses creen en Dios hasta que al fin lo publicó Lara. Hay novelas rechazadas que después fueron un éxito: el Ulises, de Joyce; Lo que el viento se llevó, de Mitchell, y Harry Potter, de Rowling... fueron descartadas por más de una docena de editores hasta encontrar uno.