En un mismo día el Parlamento aprobó dos leyes que facilitan el aborto y el cambio de género en menores de edad. La mayoría de legisladores consideran que es un gran avance para la sociedad, y el resto, que son minoría, auguran consecuencias irremediables.
En el caso del aborto, las menores podrán practicarlo desde los 16 años, sin el permiso paterno que se requería hasta ahora. En cuando a la ley trans, a partir también de los 16 años los interesados podrán elegir género y solo hará falta que vayan a cambiarlo en el Registro Civil y en el DNI.
En la tercera década del siglo XXI es difícil entender que se aprueban leyes, que parecen experimentos, cuando aún no hay consenso internacional en temas tan importantes. Eso sí que es desigualdad.