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Louise Bourgeoise

13 abril 2025 19:11 | Actualizado a 14 abril 2025 07:00
Natàlia Rodríguez
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Un día, mientras revolvía en las profundidades de su armario, Louise Bourgeois encontró una serie de prendas antiguas que había guardado después de usarlas durante mucho tiempo. Le trajeron tantos recuerdos de su vida, y sobre todo de su infancia, que decidió incorporarlas en sus obras de arte: a partir de los años noventa, los tejidos, los bordados y las telas se convirtieron en el centro de su trabajo. «La ropa es un ejercicio de memoria. Me hace explorar el pasado..., cómo me sentía cuando llevaba eso», escribió luego en Oda al olvido, su famoso libro de memorias textiles. Esa filosofía recorrió su arte hasta sus últimos días: recuperar el pasado para reparar el presente. Bourgeois fue una de las artistas más importantes del siglo. Se hizo conocida en todo el mundo con su obra ‘Maman’, una inmensa araña de bronce y acero de diez metros de altura. Las arañas, su marca registrada, eran nada menos que un homenaje a su madre y al oficio de tejedora, una actividad de la que había vivido su familia y en la que creció Louise. «Vengo de una familia de reparadores, y la araña es una reparadora. Si rompes su telaraña, no se altera. Teje y la repara», dijo una vez. De allí proviene el mantra de la artista siendo adulta: «Hago, deshago, rehago». «Siempre he temido al abandono. Coser es mi intento de mantener las cosas cohesionadas y completas», explicó Bourgeois. Yo también coso.

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