¿Cuántos escaños hay en el Gobierno suizo, el Consejo Federal? La respuesta es siete. Pero, ¿cómo hace Suiza para dividir esa cifra entre los partidos políticos? ¿Son 2+2+2+1, o 3+2+2? ¿Y por qué es importante?
Cuando se fundó lo que llamamos la Suiza moderna en 1848, el Gobierno suizo estaba compuesto en su totalidad por miembros de un único partido. Hubo que esperar medio siglo para que todos los grandes partidos estuvieran representados en el Gobierno y reflejaran mejor las fuerzas políticas en el Parlamento.
En 1959, estos cuatro grandes partidos acordaron que, a partir de entonces, los cargos gubernamentales se repartieran entre ellos según una proporción que evidenciara sus fuerzas en el Parlamento.
Esa fue llamada fórmula mágica, que forma parte de la democracia de consenso suiza y se basa en la creencia de que las decisiones solo son duraderas si cuentan con el apoyo tanto de la minoría como de la mayoría.
Durante muchos años, el reparto de poder en el Gobierno se mantuvo invariable. Solo en el año 2003, empezó a cambiar la ecuación, cuando el partido con un solo escaño, el Partido Popular Suizo, obtuvo por segunda vez el mayor número de votos en las elecciones parlamentarias.
Aquel que ocupe uno de los asientos de los «siete sabios de Suiza», debe respetar las siguientes reglas:
1.- Colegialidad. La regla de oro del Consejo Federal es el consenso mediante la discusión. Este principio exige que los siete miembros del Gobierno asuman en público las decisiones tomadas por el colegio. Ministros demasiado preocupados por su egor serían perjudiciales para la confianza que la población tiene en el Gobierno.
2.- Antigüedad. El Gobierno sigue el principio de antigüedad para la distribución de los ministerios. El primero en formular sus deseos es el consejero federal con más tiempo en funciones. Es seguido por los otros seis en estricto respeto del orden dictado por los años de servicio.
3.- Mayoría. Pero, ¿qué sucede si un consejero federal no está dispuesto a plegarse a las reglas de antigüedad? El Gobierno busca una solución de consenso y, en su defecto, una decisión por mayoría.
4.- La voz del presidente. Después de varios intentos fallidos de conciliación, el Consejo Federal somete el asunto a votación y el voto preponderante del presidente, inclina la balanza.
5.- Consenso. La mayoría de los miembros del Gobierno y sus partidos deben estar de acuerdo.
6.- Preferencias de los partidos. La distribución es también una cuestión de cálculo político. Por otra parte, los cuatro partidos que componen el Gobierno desde 1960, tienen ministerios de predilección.