Se acercan los días más aburridos del año. Este medio agosto tórrido y cerrado. Unos días sin mucho sentido. Los días del tedio. Si algo le temo a la eternidad es que sea aburrida. Mi primer recuerdo del aburrimiento eran precisamente las tardes de verano con el baño prohibido por un posible corte de digestión que nos fastidió la infancia a más de uno. La libertad era poderse bañar tras comer. La osadía, la revolución. Ahora sabemos que no hace falta esperar una eternidad para entrar en el agua, pero hay que hacerlo con parsimonia. El miedo no nos abandona nunca. El verano llega a su fin. Se acercan las tormentas, pero mientras todo esto no pase, habrá que gestionar el tiempo muerto. Suplico a mis amigas que me digan que haremos algo, les pido que me mientan. No saldremos de casa. No iremos a correr. No corremos. La playa nos da pereza. Nos salen manchas. No buceamos aguantando la respiración esperando ver bajo las aguas un nuevo mundo. El aburrimiento nos ha podido. ¿Dónde está la niña que se zambullía con los ojos muy abiertos? El mundo no volverá a ser el que era. Se nos ha ido gente que nos miraba con benevolencia y nos da pereza todo. El mes de agosto no debería existir.
Aburrimiento
07 agosto 2024 09:27 |
Actualizado a 07 agosto 2024 09:28
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