Solo una vez estuve con José Celma Prieto, fallecido el sábado a los 95 años, aunque nos enviábamos recuerdos a través de su hermano Francisco.
La ocasión fue el 23 de septiembre de 1991, cuando el príncipe Felipe, actual rey, inauguró en Tortosa un parque de esculturas conocido desde entonces como Jardins del Príncep. El recorrido de aquella mañana soleada culminó con un almuerzo en la Zuda que ofreció quien ha quedado definido ya como el mecenas de Tortosa.
Jordi Pujol dijo a los postres que Celma es de estos catalanes que hacen las cosas «a canvi de res». Aquí reside la victoria de su vida, que de algún modo representa la escultura Victoria Alada que culmina el edificio de la calle Alcalá, sede de la aseguradora Metrópolis que él presidía.