En el corazón de Tarragona, bajo la acogedora atmósfera de la Llar de Gent Gran Centre, las historias de personas mayores como Maria Cinta, Mercè, Antonio y Juan revelan un problema que ya no podemos ignorar: la soledad no deseada. Especialmente en estas fechas navideñas, cuando las luces y los villancicos ponen en primer plano las ausencias, los testimonios de quienes han encontrado alivio en el programa municipal Dinem en Companyia muestran que la soledad no es solo un sentimiento, sino también un problema social que demanda acción colectiva. La soledad entre las personas mayores no distingue entre clases sociales ni estados económicos. No es el resultado directo de la pobreza, sino una consecuencia de los cambios demográficos, el envejecimiento de la población y, muchas veces, de las actuales dinámicas familiares.
«Dinem en companyia» demuestra que pequeñas intervenciones bien diseñadas pueden generar un impacto profundo
En Tarragona, un 11% de los hogares con personas mayores de 65 años son unipersonales, un dato que obliga a repensar cómo acompañar a quienes, aunque tienen hijos o familiares, enfrentan el día a día en soledad. Dinem en Companyia es una muestra inspiradora de cómo combatir este fenómeno. Lo que comenzó como una propuesta para garantizar una alimentación equilibrada ha evolucionado en una red de apoyo social, donde cada encuentro alrededor de la mesa es un ejercicio de empatía y humanidad. Las lentejas guisadas o las hamburguesas de pollo son un pretexto; lo que realmente alimenta es la conversación, el juego después de la sobremesa, el ritual de arreglarse para salir de casa y, sobre todo, la certeza de que alguien estará ahí para escuchar y compartir. Programas como este marcan un camino innovador, demostrando que las respuestas vienen desde la dignidad. El éxito del programa, con más de 12.000 comidas servidas en un año, evidencia la necesidad de ampliar esta red. Cada uno de los tres comedores está al máximo de su capacidad, y la demanda no deja de crecer. El reto es enorme, pero la solución está al alcance. Dinem en companyia demuestra que pequeñas intervenciones bien diseñadas pueden generar un impacto profundo. El remedio a la soledad no está solo en las políticas públicas, sino en la voluntad colectiva de cuidarnos unos a otros. Al final, todos necesitamos lo mismo: pertenecer, compartir y, sobre todo, sentirnos acompañados.