La pesca en el Mediterráneo atraviesa una crisis prolongada que se ve agravada por la incertidumbre administrativa y las decisiones políticas europeas. Los pescadores de Tarragona, y de otras zonas del Mediterráneo, enfrentan una situación insostenible: la Comisión Europea ha impuesto un límite de 130 días de pesca al año para los pescadores de arrastre, pero el número exacto de días y cómo se distribuirán sigue siendo un misterio. A finales de marzo, todavía no saben cuántos días podrán salir a la mar este año, lo que les impide planificar sus actividades de forma efectiva. Este nivel de incertidumbre es uno de los problemas más graves. Los pescadores se ven forzados a operar sin saber cuántos días podrán trabajar, lo que es comparable a gestionar un negocio sin conocer los horarios de apertura. Además, las restricciones medioambientales, aunque necesarias para la sostenibilidad de los ecosistemas marinos, aumentan la presión económica sobre el sector. Las nuevas exigencias, como el cambio en las mallas de pesca y la instalación de puertas voladoras, implican inversiones muy costosas que muchos no pueden afrontar sin un apoyo suficiente por parte del gobierno. Todo son contratiempos.
El panorama se complica aún más porque, debido a la incertidumbre sobre los días de pesca, muchos pescadores prefieren limitar sus salidas al mar, especialmente cuando las condiciones meteorológicas son adversas. Esta precaución reduce aún más los ingresos y pone en peligro la viabilidad de sus negocios. Los esfuerzos de sostenibilidad no pueden ignorar la necesidad de garantizar la estabilidad económica del sector pesquero.
Es necesario encontrar un equilibrio entre la protección de los recursos marinos y la supervivencia económica de los pescadores. Las políticas deben ser claras, justas y proporcionar la previsibilidad que el sector necesita. Solo así se podrá garantizar un futuro para la pesca en el Mediterráneo, un sector vital para muchas comunidades, sin poner en riesgo los esfuerzos por conservar los ecosistemas marinos. Pesca, agricultura, ganadería. Parece que nuestro sector primario vive en una eterna crisis.