Cambien de chip

Las cosas no ocurren por casualidad. La dinámica que llevábamos ratifica que la crisis anterior vivida- 2008- no sirvió para casi nada, en cuanto a aprendizaje para rectificar modos de vida

27 abril 2020 08:40 | Actualizado a 30 abril 2020 17:31
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Lo que acontece económicamente en este momento vital, ha venido para quedarse: Cambios en el comportamiento de las empresas, la dinámica del trabajo y la supervivencia de las personas. Evidentemente, muchas personas esperan con ansia volver a la normalidad -new normal como se dice ahora- y seguir estando orientados a ser imprescindibles y, en definitiva, a que sus egos de nuevo sean los actores principales. Sin embargo, el problema es que el terreno de juego que se encontrarán será distinto, muy distinto, otro paradigma, otra realidad.

Sin tener en cuenta la desgracia sanitaria, tan dolorosa, mi reflexión es que las cosas no ocurren por casualidad. La dinámica que llevábamos ratifica que la crisis anterior vivida- 2008- no sirvió para casi nada, en cuanto a aprendizaje para rectificar modos de vida. La soberbia y las ansias de ganar al precio que sea, la corrupción y el descaro han ido apareciendo de nuevo en el panorama empresarial. Los robots iban a dominar el mundo. Todo estaba controlado. Pero, mira por dónde, aparece un fenómeno incontrolable, que parte de un micro cuerpecito que nos atenaza a todos en casa y que puede llevarse por delante a muchos gobiernos. La vulnerabilidad nos acecha y nos pone en nuestro sitio, reclamando humildad y sabiduría. Y con ello, nuevas maneras de trabajar, modelos de negocio, relaciones laborales y habilidades y nuevas competencias humanas, se confirman en el horizonte. Digo confirman porque los teloneros ya habían tocado sus primeras piezas antes que nos sorprendiera el Covid-19 pero, tras éste, el grupo estelar ya ha aparecido en pleno.

Las empresas que sigan adelante deberán, desde un punto de vista estratégico y organizativo, centrarse en los productos y servicios que aportan valor real y eliminar los demás, tan abundantes hoy en día. Su estrategia de negocio será cada vez más a corto plazo, con planes A, B y C, «escaldados» por el fenómeno que vivimos. Las organizaciones se muscularán para saltar de un escenario a otro con la agilidad de un felino. Las reuniones serán efectivas, por tanto, se eliminarán la mayoría. Las personas trabajarán desde donde quieran ya que la confianza y los resultados primaran por encima de todo. Las jerarquías tenderán a extinguirse.

En cuanto a la reorganización del personal de las empresas, la buena noticia es que normalmente quien trabaja muy bien y tiene credibilidad – basada en muchos años de coherencia y buen hacer- no deberá tener problemas. Estos trabajadores -nivel 1- tendrán un salario fijo- a la baja- y un salario variable- al alza- indexado a su aportación. Serán las personas claves de las empresas. En un segundo nivel, -nivel 2- estarán personas que trabajarán por proyectos y podrán trabajar en varios proyectos a la vez y en empresas diferentes, no en una única. Cobraran de las empresas por lo que aporten al proyecto, por nada más. Un grupo tercero de personas -nivel 3-, con las que no contarán las empresas, deberán reinventarse para el sustento; unos haciéndose emprendedores -la creatividad será un valor al alza y extendido para sobrevivir- y otros aprendiendo oficios para especializarse y formarse en tareas nuevas. Emprendedores seremos todos, de una manera u otra, y se nos juzgará y juzgaremos por ese corte. Desde que viví en los Estados Unidos creando y asesorando start ups no he parado de fomentar y apoyar a jóvenes con ideas y proyectos brillantes a desarrollar. Es su momento. Lo importante no será el dinero que capten, sino los clientes que tengan.

En mi último libro sobre la adversidad, narro mis propias experiencias personales que me hicieron replantearme y desarrollar muchos aspectos que considero trascendentales -para que las cosas fluyan en la vida de las personas y en sus relaciones- con la finalidad de afrontar los problemas de todo tipo que nos acontecen y convertirlos en oportunidad. La clave es parar y observar. Con todas las personas que ejerzo de mentor, utilizo leyes universales para que reflexionen sobre lo que les acontece.

Una serie de comportamientos concretos serán muy relevantes a partir de ahora, tales como, por citar algunos, la resiliencia- caer y levantarse- dados los cambios continuos de escenarios-, la esperanza -deberá estar en nuestras mentes como un factor permanente que facilite la acción y la perseverancia-, la humildad –será, por encima de todo, la madre de todas las batallas-, la coherencia personal –lo que hago respecto lo que soy - y la predisposición a ayudar a los demás -servir-.

Me despido con el deseo de que cambien de chip y sean valientes. No tengan miedo. Sean auténticos y las cosas les saldrán bien. El tren ya está aquí.

* Tomás Tomeo lleva en IESE desde 2004 donde ha sido director de programas de Executive Education, director del Executive MBA y de desarrollo corporativo. Actualmente, es el responsable de ‘fundraising’ en grandes donaciones. Doctor en Economía, MBA por ESADE , PDG por IESE, Máster en Humanidades y Ciencias Sociales y formación en Harvard, es autor de ‘CEO ¿te atreves? Servir a la sociedad y ganar es posible’ y ‘Soy ciego. Es primavera. Adversidad y fundraising congruente’.

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