El Gobierno ha reformado el sistema de altas y bajas médicas estableciendo cuatro categorías: muy corta (menos de cinco días), corta (de 5 a 30), media (de 31 a 61) y larga (más de dos meses).
En la muy corta, como un constipado, el profesional podrá firmar la baja y alta en un mismo acto, con lo cual se ahorrarán pasos. Pero en las demás, tendrá que hacer más informes para la superioridad, con lo cual aumentará la burocracia y pérdida de tiempo.
La idea es un mayor control económico, pero el tiro puede salir por la culata porque cuando el doctor no tenga capacidad para establecer la duración de un caso, lo que hará es irse al extremo más largo de la baja, lo cual incrementará el gasto.
Esperemos que la reforma, introducida imprudentemente cuando hay más trabajo por la gripe, no altere la confianza entre médico y paciente. Los enfermos confían más en los médicos que en los reglamentos.