El nuevo Dragon Khan de Viñuales: el presupuesto

Tras la intensa negociación para subir los tributos municipales, ahora el gobierno del PSC afronta el gran reto para su estabilidad de futuro: aprobar las cuentas

28 octubre 2023 16:31 | Actualizado a 29 octubre 2023 07:00
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Tras subir y bajar con éxito el Shambala de la negociación de los impuestos municipales para 2024, ahora el alcalde Rubén Viñuales (PSC) afronta un nuevo reto: completar sin fisuras el Dragon Khan en el que todo parece indicar que se convertirán las conversaciones para acordar el presupuesto del próximo año.

Después de un mes de octubre marcado por el anuncio de la «situación de quiebra» en la que se encuentran las finanzas municipales, con un agujero de 14 millones de euros, finalmente el gabinete socialista ha logrado aprobar el incremento del 7,4% del IBI, del 12% de la basura, del 20% de las terrazas y del 33% del ICIO con el aval inesperado de Junts per Catalunya y En Comú Podem. De esta manera, Viñuales logra llegar al ecuador del objetivo: 6,5 millones.

Ahora, ya a las puertas de noviembre, viene el gran examen del año: pactar con la oposición las cuentas de 2024, de forma que se generen los siete millones que quedan por cuadrar los números de la Plaça de la Font. Para ello, el PSC deberá consolidar la entente con juntaires y progresistas o intentar el deshielo con Esquerra.

Un reset con éxito puede garantizar la estabilidad a medio plazo a un ejecutivo en minoría de Viñuales que, sin embargo, en caso de fer llenya deberá prorrogar el presupuesto aprobado hace un año por el gobierno de Pau Ricomà (ERC). Por ello, la concejal de Hisenda, Isabel Mascaró (PSC), pide un «pacto de ciudad», a la vez que anuncia que las previsiones de 2024 no incluirán «gasto superfluo», sino que la prioridad será garantizar los «servicios esenciales».

Negociaciones independientes

La primera pregunta, pues, de cara al pistoletazo de salida de las negociaciones del presupuesto es evidente: ¿Las conversaciones para los impuestos son la base del voto para las cuentas? Sobre ello, Junts y ECP coinciden: no, son cuestiones independientes. «Ahora nos han aceptado propuestas y nos han garantizado que se incorporarán al presupuesto, pero el voto a las ordenanzas no está vinculado al de las cuentas», indica el portavoz de Junts, Jordi Sendra, quien revela que «la próxima semana empezaremos a estudiar y redactar propuestas para sentarnos con el gobierno». La rebaja del 7,4% de la partida de sueldos de políticos y asesores, la búsqueda de sponsors para las fiestas o la apuesta por el Pam a Pam en los polígonos industriales son algunas de las prioridades de los juntaires.

De manera parecida se expresa Jordi Collado (ECP). «Ahora toca que el gobierno cumpla con lo acordado para que puedan avanzar las conversaciones para las cuentas». En este sentido, los progresistas quieren cobrar por avanzado y exigen que «antes de votar cualquier presupuesto todos los acuerdos a los que hemos llegado ahora deben estar en marcha: el bus de Ponent al Complex Educatiu, la moratoria de pisos turísticos, las comisiones de la basura, terrazas y el IBI, la empresa energética municipal y las bases para la subvención de los gastos del hogar», indica Collado. La coalición entre Comuns y Podem quiere poner ahora sobre la mesa cuestiones como la «Anella Blava y la reserva marina», así como «la sostenibilidad, la educación, la salud mental, los servicios sociales o la vivienda».

¿Un pacto al estilo Tarragonès?

La reciente negociación de las ordenanzas ha tensado mucho la relación de Esquerra Republicana con Junts y ECP. «Seguiremos trabajando para que se prioricen políticas de izquierdas, en base a la cohesión y la sostenibilidad», así como «por profundizar en los proyectos iniciados por el gobierno Ricomà», indica la portavoz de ERC, Maria Roig, quien asimismo pide «asegurar la ejecución de los fondos Next Generation».

A pocas semanas ya para el debate de las cuentas, parece claro que juntaires y ECP salen en pole position como posibles aliados del PSC. Si de nuevo hay fumata blanca, la segunda pregunta será si esta buena relación podría traducirse en un pacto de gobierno como el que ya funciona a pocos metros del Ayuntamiento: en la calle de Les Coques, donde está un Consell Comarcal del Tarragonès gobernado entre PSC, Junts y ECP. Ya saben, sin embargo, que lo que es fácil fuera siempre se complica en el Saló de Plens: es el Síndrome Plaça de la Font.

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