A mediados de mayo, el Ayuntamiento de Tarragona anunciaba que dos de sus fuentes icónicas, la de la plaza Imperial Tarraco y la del Centenari, volverían a activarse. Llevaban tiempo inactivas cumpliendo así los requisitos del decreto de sequía de la Generalitat, que impedía despilfarrar agua en espacios públicos.
Las dos fuentes ornamentales de este tramo de la Rambla ya funcionan con un circuito de recirculación que permite controlar el consumo hídrico de cada una.
Sin embargo, este circuito cerrado necesita de vez en cuando añadir litros de agua al sistema, puesto que el calor o la misma agua que sale del circuito se pierde. Y en una de estas situaciones de pérdidas de agua es en días de viento.
Estos días de meteorología cambiante se ha visto como uno de los surtidores de la fuente, el más cercano al puente, ha terminado siendo una ducha. Posiblemente la ducha pública más alta del mundo.
La imagen de la cortina de agua cayendo encima del puente ha cogido a algunos paseantes por sorpresa, dejándolos literalmente chorreando. Otros, ante el riesgo de terminar empapados han bordeado el lago para evitar esta ducha indeseada.
