Tienen nombres como ‘placeatrade.com’, ‘Aiko.io’ o ‘royalfx24.com’, se anuncian con publicidad salvaje en redes, a veces usando a famosos, y dejan miles de afectados. Son los llamados, por la policía o los juzgados, ‘chiringuitos financieros’. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también los identifica así y los describe: «Son aquellas entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo». Y alerta: «Son peligrosos porque en la mayoría de los casos la aparente prestación de tales servicios es solo una tapadera para apropiarse del capital de sus víctimas, haciéndoles creer que están realizando una inversión de alta rentabilidad».
La CNMV actualiza casi a diario una lista advirtiendo de las plataformas que no están autorizadas y ofrece un buscador, además de consejos. Las denuncias proliferan en los tribunales. Aquí, cinco tarraconenses, todos ellos con nombre ficticio, narran su calvario, cómo han perdido miles de euros en estas plataformas de inversión. La asociación de víctimas ‘victifin.org’ reúne casos, los vehicula y emprende la vía judicial.
«Lo que peor me sabe es haber involucrado a mi hijo»
«Me jubilé y quería hacer unas inversiones con el dinero que tenía. Empecé a mirar el tema del trading, las inversiones en bolsa... Por Facebook me llegaban bastantes anuncios, que si Amancio Ortega había invertido aquí... solicité que me llamaran y se pusieron en contacto», cuenta Alfredo (nombre ficticio), 59 años, vecino de un pueblo de Tarragona. En la llamada le explicaron: le brindaban inversiones «que daban bastantes beneficios» y él probó de inicio, con un acceso a la plataforma de trading, por 250 euros iniciales.
Todo comenzó en agosto de 2021. «Al cabo de una semana había ganado 2.000 euros. Cada día había una persona, que era el analista, que me llamaba. Yo no tenía ni idea de cómo iba, era muy fácil embaucarme, pero veíamos índices y me explicaba las cosas».
Al cabo de unos días le presentan otra de esas oportunidades. «Me dicen que hay que invertir un poco más porque hay una serie de eventos en la bolsa de Wall Street y en cuestión de unas horas voy a obtener un beneficio de un 21%. Entonces me hicieron invertir 2.000 euros más en previsión de que iba a pasar algo en la bolsa».
Todas esas operaciones las hacía a través de transferencias bancarias «a un número de cuenta que ellos me daban y que era de un banco en Lituania». Según relata, tuvo un beneficio de un 17%, de forma que los ingresos se iban multiplicando, sin lugar para la duda o la sospecha en aquel momento. Las cuentas salían. «Habiendo invertido 2.250 euros tenía en la cuenta unos 10.000, así que incluso se lo comenté a mi hijo y él también se interesó», cuenta él. Cada día le llamaban y le decían que tenía que invertir «algo más de dinero» porque «iban a suceder cosas», así que Alfredo añadió 5.000 euros más la inversión. La rueda enloquecida de esta carrera bursátil 2.0 no se detenía.
Había depositado de su bolsillo 7.250 euros y en unas semanas tenía 30.000. «A veces me cambiaban los valores y veía cosas raras, pero me decían que estuviera tranquilo. Las operaciones se cerraban en positivo, alguna operación bajaba pero no se cerraba y luego al cabo del tiempo subía».
«Todo era simulado»
Su hijo también probó. Empezó con 250, luego añadió 2.000 más. A ambos les sedujeron con otro de esos acontecimientos «importantes» en bolsa que prometían ganancias del 30%, así que Alfredo desembolsó 12.500 más y su hijo otros 6.000. Ganaron un 27% en una noche, y las cuentas bullían, con un saldo esperanzador de 20.000 euros invertidos y más de 100.000 en cuenta. «Con mi hijo vimos que el evento que nos anunciaban era real, existía en la vida real en Wall Street, pero la ganancia que estábamos teniendo no. Eran beneficios simulados», cuenta ahora el inversor tarraconense.
Llegó una nueva propuesta. Alfredo iba a invertir en casi una decena de indicadores diarios, con una promesa de un rendimiento mensual del 30%. «Me abrieron 15 operaciones, siete de ellas en positivo y ocho en negativo. Vi que esos 100.000 euros de la cuenta bajaron mucho en menos de una semana. Me empecé a mosquear. Me llamó un superior y me dijo que tenía que invertir 20.000 euros más para que las operaciones no acabaran en negativo y lo perdiera todo. En dos meses había subido muchísimo y en siete días había bajado, hasta 5.000 euros, que ya era menos de lo que había aportado yo. Pero me negué a poner 20.000 y luego me dijeron que con 5.000 más era suficiente».
Recapitulando: Alfredo había depositado a esas alturas 25.000 euros y, en ese vertiginoso vaivén, nueva subida. El dinero que había en su cuenta se disparó a los 220.000 euros. Ahí comenzaron los problemas. «Yo quería retirarlo ya pero empezaron las excusas. Me dijeron que iban a cambiar la plataforma y que para retirar toda esa cantidad teníamos que pagar unos impuestos. Me pasaron un documento de blockchain para hacerlo. Y con mi hijo vi que era falso, que venía de un ‘gmail’, al que nos dirigimos y nos dijeron que era una estafa, que en ningún momento teníamos que pagar ese dinero en impuestos».
Entonces la plataforma le propone una alternativa: llevaba 700 operaciones acumuladas y tenía que alcanzar las 1.100 para poder quedarse la compañía parte de ese beneficio para impuestos, y así él poder recuperar el montante.
Por entonces Alfredo ya lo hacía por su cuenta. «Intento hacer operaciones pero en un minuto me cambian todos los valores y pierdo 100.000 euros. Les llamé y les dije de todo. Ahí vi que ellos querían que lo perdiera todo, y me contaron alguna historia, de que había subido algo o de que era un viernes negro. Hice pantallazos de todo. Solo me habían cambiado a mí esos valores».
Le quedaban 40 operaciones. Las hizo, con la ayuda de su hijo, en 10 minutos por la noche. Le quedaban en la cuenta 60.000 euros, tras haber invertido 25.000. «Al día siguiente ellos vieron lo que había hecho y me ponían pegas, que ‘no podía ser así’, que ‘debía haber un beneficio para la compañía’. Aún me siguen llamando, no se dan por vencidos».
Según cuenta, le vetaron la entrada, le volvieron a llamar y a decir que para poder volver a acceder debía pagar otros 2.000. «Ahora puedo entrar pero no lo puedo recuperar, lo he solicitado y no hay manera». Fueron los últimos coletazos antes de poner la denuncia en los Mossos y una demanda en Madrid a través de abogados.
Alfredo había perdido 25.000 euros. Tenía 60.000 en la cuenta pero no los podía sacar. Su hijo perdió 11.000, tenía 120.000 y no puede acceder. «Confiamos en que a través de los bancos se pueda recuperar. Era todo mi dinero ahorrado, los últimos 5.000 que invertí ya fueron a través de un crédito que estoy pagando. Solo quería ganar algo más que el rendimiento que me pudiera dar un banco. Hay muchos afectados, cuando la Policía cierra uno de estos chiringuitos, abren otros cinco. Lo que más me fastidia es haber involucrado a mi hijo», confiesa.
CentoGX, la entidad con la que trabajó Alfredo, fue incluida en octubre pasado en la lista de advertencias de la CNMV al público.
«En pocos días me quedé sin 160.000 euros, mis ahorros de toda la vida»
Dice Manuel (nombre ficticio), de 67 años y de Tarragona, que en septiembre pasado vio en Facebook «una propaganda que no debía haber visto». Era una plataforma que le ofrecía invertir. «No tenía una gran necesidad, pero quería probar, porque a nadie le amarga un dulce, pero a mí vaya si me amargó», se sincera Manuel, ahora jubilado y toda la vida asalariado. Se puso en contacto con ellos. «Un señor sudamericano me telefoneó y me ayudó a hacer el pago inicial, de 200 euros. Luego una chica me llamó y me dijo que era ella la que me iba a gestionar las inversiones. Me decían que la rentabilidad era buena», cuenta él.
Aquellos primeros pasos fueron bien. Invirtió luego 10.000 euros, que a los pocos días se convirtieron en 17.500. Tanta confianza había que al cabo de unos días le proponen comprar dos bitcoins, según relata. Ahí destinó unos 50.000 euros y luego, otros 70.000 para dos criptos más. Ya había empezado la vorágine, pero todo era éxito. «Sospechas pero llega un momento en que le coges mucha confianza a esa gente, son personas muy amables, que tienen un gran poder de persuasión y una capacidad enorme de convencimiento, y aquello iba subiendo», cuenta él, espectador de esas inversiones a toda vela.
Una montaña rusa
Perdió el contacto con la chica pero otra persona le empezó a llevar las cuentas de la página. «A veces el dinero que había invertido me lo devolvían, eran transacciones que realizaban mal a propósito, o daban cuentas erróneas, y me decían ‘mira, te lo devolvemos’.
Por entonces había invertido en la plataforma unos 130.000 euros, sometidos a una montaña rusa que llegó a generar, al parecer, más de 200.000, pero también envuelto en una espiral endiablada en que a Manuel no dejaban de pedirle. Entre medias, le mandaban documentos y certificados, conforme que era poseedor de cuatro bitcoins, por ejemplo. Le dijeron que tenía que pagar otros 30.000 euros, que iban para la bolsa, pero «ahí no pagué, aunque me los reclamaban otra vez».
Todo se enturbió en cuestión de días. «Me llegaban los certificados de que los bitcoins eran míos pero yo nunca podía acceder al Wallet». Dos últimos pagos, de 23.000 y 16.700, para gestiones tan aleatorias como «poder llevar su cuenta ya que la chica estaba de baja» o por unos intereses que había generado el dinero invertido acabaron de configurar la factura final. Manuel había invertido sobre 160.000 euros de su bolsillo y, aunque el dinero supuestamente le había generado ganancias en la plataforma, nunca lo pudo sacar. «A mitad de diciembre ya veo que no puedo recuperar ese dinero y a finales de mes ya veo que la Comisión Nacional del Mercado de Valores publica el nombre en la lista de advertencias, pero ya estaba yo más que estafado», dice.
En efecto, el 27 de diciembre de 2021 la CNMV incluye a EuroXN en su cada vez más extensa relación de empresas no autorizadas a hacer este tipo de inversiones: «La Comisión Nacional del Mercado de Valores advierte que no está autorizada para prestar los servicios de inversión previstos en el artículo 140 de la Ley del Mercado de Valores, entre los que se incluye el asesoramiento en materia de inversión».
Sin poder recuperar el dinero
Para Manuel ya era demasiado tarde. «He hecho solicitudes para recuperar el dinero, me han dicho que tardaban cuatro o cinco días, pero nunca me ha llegado. Estaba dispuesto a recuperar una parte y dejar el resto invertido, pero nada. Llevo seis meses así, y no puedo hablar con nadie», explica él, que presentó en los Mossos una denuncia con todos los datos y pormenores.
Mientras tanto, se esfuerza por reponerse de un mal trago que le ha dejado muy tocado: «A nivel anímico me ha afectado mucho, pienso todos los días en eso, no podía dormir. He llegado a tener que tomar valium. Sé que es muy difícil recuperar el dinero, pero al menos quiero contribuir a que no estafen a nadie más. Puedo continuar viviendo, pero la situación es muy jodida, eran mis ahorros de toda la vida».
«Me da mucha vergüenza y ahora quiero que otros no caigan en esto»
Sergio, un joven de Tarragona, aún se siente muy hundido anímicamente. «Me da mucha vergüenza», reconoce. Como la mayoría de afectados, a veces ni la familia más directa sabe de lo sucedido. «Me siento muy mal por sentirme estafado». Todo empieza en busca de una ambición. «Soy un trabajador y tenía un dinero ahorrado. Como sé que el banco no da, intenté invertir aquí».
En su caso, el dinero fue a parar a criptomonedas, aunque en un principio todo salió bien, cuando operó por su cuenta: «Tuve la suerte de ganar y tener beneficios. Compré 5.000 euros en criptomonedas y en el espacio de dos semanas se convirtieron en 30.000».
Comprar y vender criptomonedas
Las cripto, un mercado volátil y arriesgado, permite ganancias según la evolución de los valores. «Yo compré barato y vendí cuando vi que era el momento». Pero entonces una plataforma se puso en contacto con él para que siguiera invirtiendo. «Me contactaron por Instagram. Esos 30.000 euros ya eran míos pero me decían que podía tener acceso a rentabilidades superiores». Sergio aceptó. Tres semanas después, intentó recuperar lo invertido, y ahí ya todo cambió. «Me dijeron que la empresa había pensado que no tenía que sacar el dinero en ese momento y que si continuaba la pelota se haría más grande, pero claro, llega un punto en el que yo quería el dinero y no me lo daban».
Sergio cree que ahora el efectivo que le tocaría canjear sería superior, pese a los descensos en los últimos tiempos de monedas como el bitcoin. «Tengo 11 bitcoins y ahora cada uno de ellos vale 20.000, así que la inversión que me tocaría es mucho mayor de lo que puse». Sergio explica que cada dos o tres meses le llaman para ofrecerle seguir invirtiendo y poder desbloquear, pero él lo descarta. «Llega un punto en el que no quiero saber nada y lo he denunciado a los Mossos, aunque me dijeron que sería muy difícil recuperar el dinero y eran bastante escépticos a la hora de poder sacar algo. Al menos que sirva para que la gente tenga cuidado y no caiga en lo mismo que yo».
«Te camelan y vas cayendo. Ni mi familia sabe que me ha pasado esto»
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) advirtió en abril de 2019 de los riesgos de Herdos.com. Era demasiado tarde para María (nombre ficticio), vecina de un municipio de Tarragona, y de 58 años, que por entonces había perdido 25.000 euros.
«Hace años contactaron conmigo por las redes para que invirtiera», recuerda. Realizó una inversión inicial de 750 euros que luego aumentó a 6.000 euros. «Me iban notificando en qué marcas lo invertía y cómo subía, hasta que un día me dijeron que la apuesta había ido mal y que lo había perdido todo. Tuve un disgusto grande pero solo perdí esos 750 iniciales».
Años después «me volvieron a enganchar». Decidió buscarle más rentabilidad a «unos ahorros que tenía a raíz de la venta de una finca» y ahí comenzó el torbellino de apuestas, de 100 en 100 euros, y luego 900. «Me iban pidiendo dinero, voy ganando hasta que quiero retirar la mitad, pero me dicen que es una lástima hacerlo ahora, que está subiendo mucho la bolsa, que esto va a más... y te camelan de tal manera que caes. Incluso a gente con experiencia en bolsa le ha pasado lo mismo».
El calvario continuó. «Me llamaban muchas veces, me insistían». Así que con esa dinámica acabó pagando con el tiempo un total 25.000 euros que aún no ha podido recuperar, y cualquier intento de hacerlo pasa por invertir aún más. «Incluso me han llamado de una empresa recuperadora que me dice que me pueden ayudar a condición de quedarse un 20% del capital», cuenta ella.
Han pasado los años y espera que tanto la denuncia que hizo en Mossos como a través de abogados pueda tener efecto: «Lo he pasado muy mal, no lo sabe nadie, ni la familia. Yo no soy una entendida, simplemente vi por la tele en algún programa a gente que le había ido muy bien y quise dedicar unos ahorros a eso. Yo lo que quiero es recuperar mi dinero y que esa gente acabe en la cárcel».