Cuando los días se alargan, empieza a costar encontrar hueco en las terrazas, las faldas, pantalones y mangas se acortan, los pies salen de su guarida invernal y desterramos las mantitas al armario, ya lo sabes: el verano está a la vuelta de la esquina.
Y entonces, además de ansiar la playa, también empezamos a oler las deseadas vacaciones. Visualizamos nuestro destino y diseñamos mentalmente todos los planes que podremos hacer.
Algunos diréis: «Estamos en el año 2019 después de Jesucristo. Todos organizamos nuestras escapadas a través de Internet....
¿Todos? ¡No! Una minoría formada por irreductibles románticos del papel resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaórumaún queda un os románticos aún se resisten a...». Bueno, igual me he pasado citando a René Goscinny en cualquier inicio de Astérix y Obélix, pero sí: aún quedamos algunos enamorados del papel y consultamos y planificamos nuestros viajes con la inestimable ayuda de las guías.
¿Quién no ha llevado su Lonely Planet llena de marquitas en su mochila? La caracterítica editorial blanca hace años que es líder del mercado con sus míticas guías, ya que son de contenido muy completo, de fácil consulta, cuenta con muchos recursos, son prácticas, útiles y, sobre todo: no hay destino que se les escape. Además, han creado una línea ‘Kids’, destinada a planes con los más pequeños.
Otra editorial cañí que sigue un formato similar son las Guías Azules y otras muy bellas visualmente e igual de completas, las de National Geographic.
Louis Vuitton vio su nicho de mercado en aquellas personas que buscaban planes más selectos y exclusivos. Con un diseño discreto y elegante, también es objeto de deseo de los coleccionistas.
Los mapas y guías de Mr. Wonderful se asemejan más a una agenda, con una edición divertida y colorida, anota los principales puntos que no debemos perdernos de las ciudades, así como tips de algunos rostros conocidos.
La belleza que se esconde tras las páginas de los libros de viaje de Tinta blanca o de los Cuadernos de viaje ilustrados de Anaya son otro cantar: láminas que guardan un instante de un paisaje, a modo de cuadro, con una edición muy delicada.
Y si alguien tiene previsto viajar a mis queridas Ibiza y Formentera, dejaos sorprender por las guías de la holandesa Hjordis Fogelberg.