Lejos quedan ya los últimos episodios de lluvias torrenciales que inundaron la Part Baixa de la ciudad. Los vecinos, ahora, temen la llegada del otoño, época en la que se prevén más chubascos. El Ayuntamiento, por su parte, se ha puesto las pilas y hace unas semanas se iniciaron las obras de ampliación del colector de la calle Barcelona. La intervención aumentará la capacidad de la estación de bombeo hasta el máximo que permite la instalación, lo que facilitará la recuperación de la red en episodios de lluvias torrenciales. Esta actuación conseguirá minimizar los efectos en caso de fuertes chubascos, pero no es la solución definitiva al problema del Barri del Port. «Las obras que estamos realizando en la calle Barcelona, en la estación de bombeo, son un paso más que contribuirá a paliar las inundaciones», dice Jordi Fortuny, presidente de Ematsa.
Si llegara ahora de nuevo un temporal como el Dana o el Glòria, el nuevo colector no sería suficiente, solo ayudaría a retrasar el colapso. Por eso, el Ayuntamiento, Ematsa y los vecinos confían en poder ser beneficiarios de las subvenciones solicitadas para solucionar de una vez por todas el problema de la Part Baixa.
La estación de bombeo de la calle Barcelona recoge todas las aguas de la Part Baixa para transportarlas a la depuradora. La instalación cuenta con tres salidas: la que va a la depuradora, otra que muere en un emisario submarino, y la última, que se trata de una especie de aliviadero con salida a la Playa del Miracle.
El proyecto que tiene en mente Ematsa para paliar las inundaciones se divide en dos partes. La primera es la instalación de válvulas que permitan ampliar la potencia de bombeo un 50%. Es decir, hasta ahora tenía una capacidad de 2000 m3, pero con la intervención, llegará a los 3000. Esta primera parte son los trabajos que se están llevando a cabo actualmente.
Las obras empezaron hace dos semanas y se alargarán hasta finales de este mes. El coste total de la actuación asciende a 350.000 euros. «Si llueve poco, el sistema lo va a absorber todo sin problema y lo va a transportar hasta la depuradora. Pero si llueve mucho, deberán activarse las bombas adicionales que estamos instalando ahora, para que vayan en dirección emisario submarino», explican fuentes de Ematsa, quienes aseguran que «con esta intervención, el sistema tardará más en colapsarse y menos en recuperarse». Pese a ello, Ematsa reconoce que no se trata de la solución definitiva al problema. La empresa municipal y sus técnicos se limitan a trabajar medidas que consigan paliar las fuertes inundaciones.
La segunda fase del proyecto consta de la eliminación de las dos tuberías que hay en el aliviadero que va a parar a la Playa del Miracle. De esta manera, la instalación ganará capacidad para evacuar el agua. Ematsa ya tiene elaborado el proyecto y la intención es empezar las obras el año que viene. Se trata de una tramitación un tanto compleja, ya que se necesita el vistobueno de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA). El coste aproximado de estos trabajos sería de un millón de euros. Con estas dos actuaciones, la situación podría mejorar en caso de lluvias torrenciales.
Tocando la puerta de Europa
Ematsa y el Ayuntamiento tienen claro su objetivo: hacerse con las subvenciones, tanto de la Generalitat como de la Unión Europea para poder llevar a cabo una serie de actuaciones. Por eso el Consistorio, a través de los fondos europeos Next Generation, ha pedido apoyo económico para poder tirar adelante seis proyectos relacionados con el agua. Uno de ellos, en concreto, para resolver las inundaciones. La actuación prevista tiene un coste de 38 millones de euros.
La voz de los vecinos
Los principales afectados de toda esta problemática son los vecinos del Barri del Port, y también del Serrallo.
«Somos conscientes de que esta actuación en la calle Barcelona no nos soluciona nada, solo minimiza el problema. También sabemos que se trata de intervenciones muy costosas, que el Ayuntamiento solo no puede hacer frente», explica la presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port, Carmen Puig, quien confía en qué «nos den las ayudas solicitadas». Puig asegura que los vecinos ya temen la llegada del otoño, cuando se prevén los chubascos más fuertes del año y asegura que «solo nos queda rezar para que no se repita lo ocurrido durante los últimos años».