A veces, para vaciar una cuenta corriente, no se necesitan grandes medios. Solo con sustraer un teléfono móvil, los ciberdelincuentes pueden conseguir dinero con facilidad. Es lo que ocurrió a una mujer que vive en una urbanización de fuera de Tarragona.
Mientras estaba en un restaurante de dicha ciudad, le sustrajeron el bolso, en cuyo interior tenía el móvil. A través de la aplicación de su entidad bancaria, los delincuentes le quitaron 8.500 euros, aunque el banco logró retener una de las transferencias por valor de mil euros.
Sobre la una y media de la tarde del pasado 30 de abril, la víctima se encontraba en un restaurante de Parc Central con su hermana. En el momento de poner la bandeja de comida sobre la mesa, dejó el bolso en el respaldo de la silla, tocando a la pared.
Cuando faltaban unos diez minutos para las dos, la mujer dijo su hermana que iba a coger el móvil para enseñarle una foto de su nieto. Y el bolso había desaparecido. Dentro había también el DNI, las llaves del coche, el carnet de conducir, cartillas, dos tarjetas y el móvil Iphone Apple, que hacía un mes que se lo había comprado y que todavía está pagando.
Llamada al banco
A las 13.57 horas, con el móvil de su hermana, llamó al banco para anularlo todo. Una llamada que volvió a repetir a las 14.04 horas. Mientras, uno de los trabajadores del establecimiento le dijo que era el tercer bolso que robaban aquella misma mañana. Más tarde, la denunciante llamó a su hija para ver si había movimientos en la cuenta corriente. Y comprobó que le habían quitado 8.500 euros.
Los delincuentes actuaron muy rápido para dejar la cuenta corriente en 39 euros. Hicieron cuatro bizum de 500 euros cada uno –dos a las 14.03 horas, a las 14.04 y a las 14.39–, tres transferencias bancarias –por importe de 3.000, 1.000 y 1.300 euros– y dos reintegros en un cajero de la calle Cronista Sessé por importe de 600 euros cada uno –a las 14.08 y 14.09 horas–.
Todas las operaciones de los ladrones fueron hechas después de la llamada inicial al banco. Este incluso le cobró una comisión de 1,99 euros porque una de las transferencias era a otro banco. El concepto de los movimientos bancarios eran diversos, desde «ayuda familiar» a «lo que falta del trabajo». Las transferencias fueron hechas a Las Rozas y Madrid a nombre de «Jon» o «Lucho».
La víctima acudió a los Mossos d’Esquadra a presentar denuncia. Allí le dijeron, por ejemplo, que bloqueara el coche porque, como tenían la llave del mando a distancias se lo podían robar. Descodificar la clave cuesta 60 euros y 400 tener una nueva.
A las seis de la tarde, el banco le retuvo 500 euros y pudo anular la transferencia de 1.000 euros. La mujer reconoce que le cuesta dormir porque está muy nerviosa. Pero ahora respira un poco más tranquila después de que esta semana la entidad bancaria le haya devuelto todo el dinero que le habían sustraído.