Proyectan una desalinizadora en Tarragona para reducir el agua de boca del Port y la Química

El enclave tarraconense está liderando un proyecto, que busca crear sinergias con la AEQT, la ACA y el CAT. La inversión prevista se sitúa entre los 75 y los 100 millones de euros

23 abril 2024 18:33 | Actualizado a 24 abril 2024 07:00
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Una planta desalinizadora en el Cap Salou para reducir el consumo de agua de boca del Port de Tarragona y la industria química. Este una de las iniciativas en las que está trabajando el enclave tarraconense, un proyecto de «territorio», que busca generar sinergias para hacer frente a las necesidades de agua, teniendo en cuenta que el periodo de sequía actual ha evidenciado que este es un bien escaso, que comportará muchos quebraderos de cabeza de cara al futuro.

«Desde el Port queremos ser una administración facilitadora del consenso que se necesita para impulsar infraestructuras sostenibles que den servicio tanto a la ciudadanía, como a las empresas y el puerto», afirma el presidente de esta institución, Saül Garreta. El proyecto está todavía en una fase de definición y en estos momentos se han iniciado los contactos para establecer una colaboración público-privada, en la que además del Port también esté la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT), la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) y el Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT).

El proyecto afecta a los terrenos de la antigua cantera del Cap Salou, un ámbito que forma parte del dominio público portuario, que tiene la calificación de industrial. El objetivo es que la planta permita la producción de 50.000 m3 al día de agua desalada, de forma que permitirá cubrir las necesidades del puerto, para que este sea autosuficiente, y el excedente irá para la industria química.

«La desalinizadora permitiría suministrar agua de calidad a la industria química y, probablemente, sumando al agua recuperada de Aitasa, ayudarla a no necesitar agua del trasvase del Ebre», sentencia Garreta. La propuesta ha sido recibida de forma «positiva» por parte de las empresas químicas, agrupadas dentro de la Aeqt, que en 2012 ponían en marcha la primera planta de regeneración de aguas residuales urbanas para el uso industrial.

En junio de 2022 el sector daba «un nuevo paso adelante», con la puesta en marcha de una planta de tratamiento terciario. Esto ha permitido que a día de hoy el 20% de los 33,1 hm3 de agua que consume esta industria sea regenerada. Este porcentaje se incrementará hasta el 25%, después que el año pasado Aitasa obtuvo el permiso para aumentar el volumen reutilizado, una medida que debe permitir que poco a poco vayan reduciéndose las necesidades de agua del CAT, que ahora representa un volumen anual de unos 27,2 hm3 al año.

La posibilidad de utilizar agua desalinizada abre unas nuevas perspectivas para un sector que, con las nuevas plantas anunciadas y si hace la transición hacia el hidrógeno verde, tendrá unas necesidades importantes a satisfacer.

Restauración y renaturalización

La inversión prevista oscila entre los 75 y los 100 millones de euros y en el diseño de la planta –que sería soterrada– también se ha tenido en cuenta que las nuevas instalaciones permitan «restablecer» el perfil orográfico de la antigua cantera, en desuso desde hace más de 30 años. En su día, esta proporcionó una parte significativa de los bloques de piedra del Dic de Llevant o la escollera, entre otras infraestructuras, una herida que todavía no ha cicatrizado. Al respecto, el Port de Tarragona asegura que está trabajando en un proyecto de renaturalización, en el que se plantará vegetación autóctona y se generará un espacio abierto al público, similar a un anfiteatro, para actividades escénicas y culturales.

$!Imagen virtual de cómo podría quedar la zona restaurada. Foto: DT

Esta parte de la actuación se está hablando con el Ayuntamiento de Salou, que apuesta por un equipamiento abierto al público, que genere un dinamismo tanto a nivel turístico como para la ciudadanía de este municipio y del Camp de Tarragona.

«Es un proyecto que responde a muchos retos al mismo tiempo: restaura una zona natural, crea una infraestructura útil y rentable para el territorio, genera nuevos equipamientos culturales y turísticos, y fomenta la concienciación y la sensibilización para un planeta más limpio», certifica Garreta.

Ahora mismo, el reto que se está planteando pasa por encontrar la solución energética, basada en energías renovables, para la producción de esta agua a «un coste asumible por parte de la industria». Esta es una cuestión clave, que todavía no está resuelta, y que determinará la viabilidad económica del proyecto, ya que el 80% del precio del agua desalada depende de la fuente de energía que se utiliza durante el proceso. Por este motivo se están planteando diferentes alternativas, como la producción de energía eólica, solar, geotérmica o una combinación de estas tres fuentes.

Los estudios disponibles calculan que el consumo energético para una planta desalinizadora de estas características es de unos 4 kw/h por metro cúbico de agua producida, una cifra que podría reducirse a 3 kw/h con la instalación de recuperadores de energía. No obstante, el Port de Tarragona es consciente de que, para que el proyecto pueda seguir adelante, tiene que buscar una solución que permita la obtención de agua a un coste de un euro por metro cúbico, de lo contrario será difícil que la industria química acabe haciéndose suya la apuesta.

Desde la Autoritat Portuària de Tarragona se asegura que en estos momentos no hay calendarios, ni compromisos económicos. Por el momento, el proyecto está en fase de tejer alianzas y de estudio de la viabilidad técnica y económica de la propuesta. En paralelo, esta institución empezará a utilizar una desalinizadora móvil en los próximos meses, para el agua de riego y limpieza.

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