«Lo de este año no lo habíamos visto nunca. Hemos flipado», asegura el presidente de la Associació Colours Fantasy, Oscar Urgel i Bardají. Más allá de ser la cara visible de una de las comparsas estrella del Carnaval de Tarragona, Urgel i Bardají es el responsable logístico del Tecla Tapa, por lo que conoce al detalle la trayectoria de este evento que desde 2003 contribuye a financiar el Carnaval de Tarragona. Y las cifras récord de este año podrían ser un preludio de una fiesta que quiere jugar en lo más alto.
Según datos recogidos por la organización, durante el fin de semana de Santa Tecla los quince estantes de la Plaça Verdaguer sirvieron un total de 29.950 bocadillos y dispensaron 219 barriles de cerveza, que equivalen a un total de 6.570 litros. Asimismo, el público asistente consumió 3.699 botellas de agua, 3.840 latas de cola y otras 1.480 de fanta.
En relación a la cantidad de bocadillos servidos, la organización calcula que un promedio de 4.990 personas al día pasaron por este espacio, desde que abrió sus puertas el jueves día 21 hasta el 24, cuando Santa Tecla quemaba la última pólvora. El dato podría ser muy superior, alcanzando prácticamente las 7.000 personas al día, teniendo en cuenta que «el día 24 fue una jornada en el que ya había muy pocos actos y la afluencia fue muy baja».
Desde las comparsas se pone en valor el ambiente que se ha generado alrededor del Tecla Tapa. «Son entidades que no venden cubatas, por lo que siempre se ha caracterizado por un público muy familiar», dice el representante de Colours Fantasy.
Un promedio de más de 5.000 personas al día pasó por el espacio
de la Plaça Verdaguer
de la Plaça Verdaguer
El perfil lo conformarían las personas de entre 35 y 45 años, con hijos entre 3 y 9 años que buscan «un espacio familiar, con música». Esto supone una garantía para la organización que celebra que el evento se ha rodeado de una «convivencia excepcional», que permitió cerrar la edición más multitudinaria «sin ninguna advertencia municipal o reclamación por intoxicaciones alimentarias, peleas, robos o ruido que haya podido molestar a los vecinos».
El responsable logístico del Tecla Tapa recuerda los inicios, cuando media docena de entidades empezaron a servir tapas para financiar las comparsas del Carnaval. «Hasta que el emplazamiento no empezó a tener un nombre si tenían que sufragar los gastos te pillabas los dedos», afirma. Ahora Tecla Tapa tiene a un público fiel y las entidades también puede decirse que se han ‘profesionalizado’, de forma que cada vez tienen más por la mano la preparación de unos bocadillos que les permitirán sufragar los gastos que comporta el alquiler de los grupos electrógenos o de los equipos de música.
«Antes ibas a las empresas y te patrocinaban. Ahora, a nivel local puedes conseguir una pequeña ayuda, pero en la mayoría de casos tan solo te dan un puñado de bolis», afirma Urgel i Bardají. Las comparsas apostaron por mantener los precios populares, por lo que el incremento de los gastos provocados por la inflación no permitirá que este año los beneficios sean récord. Pese a ello, cuando acaben de cerrar los números, las entidades esperan contar con un pequeño colchón que hará que ‘la cuesta de febrero’ sea menos empinada.
«Llevamos muchos años con un Carnaval que va a más. Después de la pandemia la gente ya tenía muchísimas ganas y el año pasado hubo un salto importante, por lo que si quieren que sea la fiesta mayor de invierno, debería invertirse más y dar más ayudas», asegura el responsable logístico de Tecla Tapa, quien lamenta que el presupuesto no se ha incrementado en los últimos ocho años.